martes, 26 de octubre de 2010

BASURA

Nuestra civilización genera mucha basura. Demasiada. Antes no había plásticos ni PVC y predominaban los restos orgánicos. Además quedaban pocos, la gente pasaba suficiente hambre como para dejar el plato bien limpio, y lo que sobraba se les daba a las gallinas, perros o cerdos. Esto lo sabe todo el mundo. Ahora el problema es el contrario: en el Primer Mundo nos sobran los restos y los evoltorios se multiplican, además de que éstos son casi eternos: una chocolatina tiene un envoltorio que resisitiría una bomba, y que tardará en degradarse siglos.

Para la colección de souvenirs
En España creo que ya vamos haciéndonos a la idea de estos problemas por lo que me ha resultado impactante y casi insultante la enorme cantidad de basura que deja en su entorno cualquier ciudadano de EEUU. En las tiendas de comestibles te ponen no una, sino dos bolsas estupendas - de papel eso sí, nos las hemos traido todas y pensamos irnos a hacer la compra a Galerías Primero a fardar de envoltorio - y en todas las cafeterías te ponen (sin pedirlo) la bebida en un vaso de poliespán o papel si no son dos y un protector de cartón porque está ardiendo, y una tapa de plástico con agujeritos que impide que te la tomes "normalmente" (o sea, como en España), la tienes que quitar con cierto esfuerzo y riesgo de derramar el líquido. Además en muchos sitios no hay cucharillas (son de plástico cuando las hay, otra hermosa colección de picnic) lo que dificultó el primer día la operación de cuantificar el azúcar que me ponía (me pongo media cucharilla). El gesto lo hice sobre la pajita, se puede entender mi fracaso... A cambio, las dosis de azúcar son bastante más escasas que en España (terminé por ponerme casi todo el saquetín).

Tengo alma de recicladora. Me viene de mi yayo Manuel, que se dedicaba a rebuscar en las basuras en sus largos paseos para desesperación de mi madre, a la que siempre traía algún trofeo que ella calificaba inmediatamente de "zarrio" o "porqueria", dependiendo de si le desagradaba bastante o muchísimo. No sabemos si esta afición era fruto de la ancianidad o una costumbre arraigada en una generación que las pasó canutas. Podría ser también que así entretuviera sus salidas callejeras.

A mí la basura siempre me ha parecido estimulante. Ojo que me explico, no arruguéis las narices¡¡ Cuando veo objetos tirados siento simpatía por ellos, me parecen viejos sirvientes arrojados de la casa cuando ya no pueden seguir cumpliendo con sus deberes. ¿Soy una sentimental? Se comprenderá que no tiro casi nada, todo entra en la categoría de "recuerdo". Además muchas cosas abandonadas me parecen en un estado suficientemente pasable como para que pudieran tener "otra oportunidad" en otro hogar.



http://friesco.files.wordpress.com/2008/04/123.jpg

Y lo que entra en la categoría de desecho, me parece transformable artísticamente. Me gustaba el arte povera, que convertía un montón de ropas viejas en una instalación ¿No aplastaban los artistas pop los coches viejos y los presentaban como obras de arte? Me parece una idea imaginativa al problema de los desechos. ¿Por qué no convertir los vertederos en Museos o como ahora los llaman, Centros de Interpretación de nuestra realidad?





Yo sé que decir que me inspira la basura no es la mejor manera de hacer amigos, pero no soy la única. Os recomiendo si no la conocéis la película de Agnes Varda Los espigadores y la espigadora, me ha resultado original y rompedora además de tierna pues aborda el tema de la marginalidad (social, de los objetos y productos) y de la vejez con enorme sensibilidad.





Sufro constantemente con estas cuestiones, no puedo remediar pensar que somos una panda inconsciente de derrochadores....

No hay comentarios:

Publicar un comentario