viernes, 21 de octubre de 2011

SE ACABÓ (¿DE VERDAD?)

A pesar de que se esperaban me ha dejado sorprendida el anuncio de ETA de dejar las armas. Me ha dejado sorprendida y, curiosamente, fría. Yo pensaba ¿llegaremos a ver el final de esta barbarie? y me respondía que no podía ser que durara ya mucho, pero ese mismo razonamiento llevábamos diciéndolo hacía ya tantos años, tantas décadas.... que ahora que por fin ha sucedido, no sé, ni siquiera me he alegrado todo lo que podría.

Y es para alegrarse porque ETA se ha consumido, ha sido derrotada, y de manera democrática. No ha habido que enviar al ejército a Euskadi - solución reclamada en las barras de los bares de todo el país (de casi todo el país) -ni reimplantar la pena de muerte. Ya podía haberse dado por vencida cuando millones de personas salimos hace ya ¡14 años¡ a pedir BASTA YA, pero entonces la banda terrorista aún tenía mucho que ganar, y la paz no habría sido sin compensaciones.

Así ayer estábamos todos como que ¡qué bien¡ pero ¡qué tarde¡. ¿Cuántos muertos, cuantos heridos, cuántos acogotados, cuántas familias destruidas? ¿Cuánto dinero del estado (mi dinero) para pagar guardaespaldas, subvenciones para que los empresarios no huyeran de Euskadi, para pagar más a los profesores que daban clase allí ? (mirando cada día a ver qué decían si se dedican a lo mio, supongo).


Todos tenemos minihistorias (y gracias a que sean minis) sobre ETA. Las sirenas de las ambulancias pasando por delante de mi casa, una tras otra cuando el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, poniendo la radio para enterarme de la noticia y llamando a continuación - y sin éxito- a mi amiga Toñi, que cogía el autobús para ir a trabajar justo al lado. La incredulidad de que el incendio del Hotel Corona pudiera ser obra de un atentado, entonces parecía que ETA sólo mataba de uno en uno y a personajes importantes del Ejército o la Guardia Civil. El espanto de llegar un día a comer a casa, poner la tele y ver (¡eso es en España?) a Irene Villa (12 años) en medio de la destrucción, ensangrentada y sentada sobre los muñones de sus piernas, arrancadas de cuajo por la explosión....

Así que la alegría está más que empañada. Además, no he visto ni un signo de arrepentimiento, ni un asomo de perdón. Ahora piden "valentía" para entrar a dialogar. ¡Qué cara¡ Ahora que han perdido, jugarán con el miedo que aún inspiran. Espero que estemos a la altura de las circunstancias, los ciudadanos y los políticos. Las declaraciones de ayer, y los gestos, ejemplares.

Hoy hemos comentado un poco en clase, pero a los chicos de 14 años ETA ya es un recuerdo algo difuso, afortunadamente. Lleban dos nños de tranquilidad, y durante su infancia fueron pocos los atentados sangrientos. No saben lo que fueron los años de plomo. A ver si algún día tengo que explicar, incrédula de que no lo sepan, qué cosa era la ETA.