miércoles, 29 de septiembre de 2010

TODO ESTÁ EN LOS LIBROS

¿Alguien recuerda esa estupenda canción de Vainica doble -creo - que servía de sintonía a un programa sobre literatura? Hoy mi entrada es mínima pero como los blogs son "diarios", vengo a contar que hoy, 29 de septiembre, día de la huelga general, he rellenado mi nueva estantería "Billy" que me montaron ayer mismo. Organizo así la última de mis habitaciones, tras pintar, reordenar, tirar, pensar, decidir... qué hacía con el espacio: por fin un poco de paz. He rescatado de armarios muy profundos libros que había olvidado. Libros que fueron como ladrillos en mi vida, cada uno constituyó un elemento fundacional de quien soy ahora. Y sí, todo, todo, está en estos libros.

Los he encontrado viejos, usados y algo estropeados. Alguno se me ha quebrado entre los dedos - como ancianos con los huesos muy débiles - y he tenido que ponerles una férula de cinta de embalar transparente. Como estoy mentalizada para tirar cuanto pueda he tenido un impulso de desecharlos - de cualquiera de ellos podría comprar ejemplares más fuertes, más bonitos - o incluso de volver a sepultarlos en estantes más o menos inaccesibles. Pero no he podido. He decidido homenajearlos como se merecen. Los he colocado en un puesto de honor, bien a la vista.


He recuperado algún libro de Los Cinco (de Enid Blyton, hace décadas de los pocos autores de libro juvenil existente en España), otro de Guillermo (más de lo mismo), mis primeros libros de la Colección Austral, o de la Colección Reno (baratillos, al alcance de los estudiantes) que me han devuelto a Machado, Platón o Buero Vallejo. Superviviente de muchos traslados he encontrado uno de la Colección Salvat RTV, que vendían por 5 duros y que fue una de las primeras iniciativas de divulgación cultural de aquella España en blanco y negro del tardofranquismo. Hasta su diseño era un poco años 60, geométrico, en tonos naranja y amarillo. Estaban tan mal encuadernados que podrían haber figurado en una película de espías de las de entonces: "Este libro se autodestruirá conforme se vaya leyendo".

Algo después, los de Alianza, Libro de bolsillo, de mejor calidad y que todavía resisten con mucha dignidad. Creo que el primero fue El árbol de la ciencia, de Baroja, que leí en COU y que me impresionó mucho por ser de mis primeras lecturas "adultas". Y después, Miguel Hernández, Pedro Salinas, Jorge Guillén. Poesía ha habido poca en mis estanterías pero a los 18 años es de obligada lectura o cántico, pues era la época de los cantautores. Gracias a ellos me aficioné - bien poco, me temo - a esta modalidad literaria. También he encontrado alguna de mis tempranas aficiones: Romanceros, Libros de Caballerías...

Mirando el conjunto con ojos críticos, el  muestrario de títulos es ciertamente modesto. Al principio no hay grandes obras, ni siquiera buena literatura. Pero aquí están los cimientos de mi pasión por la lectura. Parecen unos ladrillos muy humildes, pero sobre ellos se ha levantado el edificio de mi actual biblioteca.

martes, 28 de septiembre de 2010

LACASTA EN REPOBLACIÓN

Este sábado estuve con mi amiga Julia (lacastina de vocación) y su primo Ángel en Lacasta. El objeto de la excursión era volver a visitar Hispaniés, o Españés, un lugar que por lo agreste, alejado y desconocido evoca cuanto de romántico hay en la investigación histórica. Hacía ya al menos 15 años que, acompañada por los actuales (supongo que serán lo mismos) dueños de Obano, y por un grupo de gentes interesadas en defender el patrimonio aragonés -su asociación no cuajaría - visité este lugar para mí, mágico. En esta ocasión y partiendo también de Obano, seguimos la pista que sube hacia Júnez y Lacasta.

La primera vez que vine los caminos no estaban señalizados, es esta ocasión sí lo que se agradece. Por aquí ya he transitado varias veces, y con diferentes amigos: todos quedaron como yo fascinados por el entorno y los abundantes restos de nuestra historia, incomprensiblemente abandonados a su suerte. Por ejemplo la Torre de Obano, datada ya en 978 (aunque el documento pueda ser puesto en duda) fue elemento fundamental de la historia militar de la zona ya que con toda probabilidad fue bastión de los musulmanes para pasar a manos cristianas en fecha indeterminada pero que quizás se pueda situar hacia 1086, fecha en la que se nombra ya como posesión aragonesa.

Los dueños de esta magnífica torre se quejaban del hecho de que ellos no tenían capacidad para mantenerla en buen estado. la torre se vendería en fecha indeterminada junto con la casa de campo anexa, que fue la que compraron. Su restauración debería ser asumida por las autoridades, pero éstos sí que son cantos de sirena, más aún en estos tiempos de crisis. Por desgracia este castillo lleva, como muchos otros de la zona - Santias, Yecra - lustros de abandono, lo que hace peligrar su pervivencia.

Puestos a lanzar teorías que aun no se pueden demostrar, yo diría que la fábrica primitiva de Obano podría remontarse a comienzos del siglo XI; en la zona media se puede apreciar un serie de sillares muy semejantes a otros que aparecen en las Cinco Villas, como en el castillo de Luesia (en su primitivo núcleo musulmán), o en obras hidráulicas de la comarca como la Estanca de Estuertica, el azud de Remolinos, el cubo del molino de Biota (por cierto que en 1094 se cita un molino en Obano). ¿Serían estas piedras de alguna obra musulmana o incluso romana? Puestos a soñar, imaginemos una villa tardorromana como tantas otras que proliferaron por estas tierra, con su azud e incluso molino, reaprovechados por los inteligentes y laboriosos musulmanes poniendo en explotación estas tierras.

La presencia humana explicaría la existencia de un conjunto de poblados o aldeas (o almunias?) cercanas a Luna, que por aquél entonces es probable que ni existiera ya que cuando se conquista la zona al lugar se le llama "Gallicolis" (¿pervivencia de un antiguo asentamiento tardorromano?) o Montemayor o Luna. Es el único caso que yo sepa en que el lugar conquistado carece de nombre concreto.

Los caminos - hoy pistas o senderos - bajaban muy claramente desde el norte (Ayerbe-Santa Eulalia o Agüero). Por ahí debió de producirse el avance cristiano, aunque Biel y El Frago (que también tiene camino hacia Luna pasando por Júnez) parecen opciones muy válidas toda vez Biel era un enclave cristiano de importancia (tenencia de propio Alfonso I, que conquistará estas tierras) y además se seguiría el curso del Arba de Biel. Estas vías de comunicación pervivirán durante siglos, hasta que el actual trazado de las carreteras (que enlazan Jaca y Ayerbe) distorsione estos itinerarios.

Arcos de la bóveda de la iglesia de Españés
Puntos intermedios en este avance cristiano hacia el sur serían Lacasta, Júnez o Hispaniés. De los dos primeros nada sabemos hasta la conquista cristiana. Lacasta se cita en esos momentos (1092, Luna es ocupada por Sancho Ramírez) como un lugar a repoblar, lo mismo que los restantes. Hispaniés tiene una historia más antigua. Citado en el siglo X, hay quien interpreta su nombre como una derivación de Hispania, entendiendo ésta como zona de valle distinta de los ámbitos montañosos de donde procederían sus repobladores. Sería uno de estos lugares que se situaban en zona fronteriza, ocupado más que conquistado o perdido al albur de los acontecimientos políticos en Huesca, Ejea o la propia Zarazoga. Cuando el poder musulmán se retraía, los campesinos aragoneses se arriesgaban a establecerse en estas tierras, más fértiles que las del norte, debiendo escapar y abandonar el poblamiento cuando la guerra se reactivaba. Terrible destino el de estas gentes, valientes o desesperadas por conseguir campos más productivos y mejores cosechas aún a riesgo de su propia vida.


En este sentido, la génesis de Españés vendría a ser como la del yacimiento de El Corral de Calvo, en las inmediaciones de Luesia, que por mantener todavía la fábrica de su primitiva iglesia ha podido ser datado en fechas muy tempranas. Mi opinión es que el fenómeno sería general en todos los valles, y que la estabilidad relativa del siglo X animaría a las gentes del Somontano a establecerse muy cerca de la frontera. ¿Con qué apoyos? ¿Fue una iniciativa señorial, o tuvo rasgos más "populares"? El siglo XI será por contraste mucho más "movido", los reyes aragoneses se planearán el avance hacia el sur de un manera ya mucho más decidida, lo que provocará una situación de mayor inestabilidad y peligro. Recuerdo al respecto la narración de Giraldo de El Frago que ya en fecha tan tardía como 1116 describía los montes cercanos a este lugar como lleno de "fieras, lobos y malos hombres". No parece ésta una zona muy organizada ni dominada por poderes feudales (esto cambiará en breve).



 
El actual Españés tiene al menos dos alturas: la de lo que sería el asentamiento pimitivo, anclado en la roca, y la población que se desarrolló posteriormente a la conquista cristiana, en lo siglos XII y XIII. Este segundo enclave, que parece estar también amurallado, contenía la iglesia - de estilo románico cincovillés pero de cubierta plana - y las casas. En la zona alta un aljibe - llamado hoy la Cárcel de Españés - garantizaba el suministro de agua en momentos de asedio.

Precipicio desde lo alto de Españés. La muralla es la misma roca, tallada
Todo el conjunto se encuentra hoy invadido por la vegetación. Lo recordaba más "limpio", por lo que hay que alegrarse por la feracidad de las plantas que lo cubren. Se podría hacer un mini-cursillo de flora aragonesa (¿alguien se anima?). Proliferan las coscojas, los enebros, los escaramujos. Recomiendo vivamente venir con calzado de montaña y unos pantalones fuertes. El machete tampoco vendría mal, pero creo que en Decathlon se les han acabado... Los bojes que tantos servicios nos hacen para subir terraplenes aquí están ausentes, y no es cuestión de agarrarse a una coscoja. La investigación histórica no sólo provoca escoliosis por sedentarismo, a veces te tuerce un pie o con mala suerte te descalabra seriamente: hay que caminar con verdadero cuidado entre estas piedras sueltas. Los arañazos no te los quita nadie.
Sisallo en flor
Muralla











Lacasta se sitúa en el "fondo" del valle que forma el barranco de Júnez (nombre por cierto que podría tener su origen en el árabe ¿Yunus?). Hoy en día son lugares despoblados, aunque en ellos vivieron muchas generaciones de labradores y ganaderos. En Lacasta algún vecino ha regresado y está animando a la gente a restaurar casas. Ángel nos ha acompañado todo el camino y es un verdadero pozo de información, está encantado con poder contar todo lo que sabe y recuerda de éstas que fueron su tierras. En la actualidad vive en Barcelona, pero regresa a Lacasta los fines de semana. Otras familias y grupos de gente se han interesado por el pueblo, que es tan majo como todos los de la zona. Duele por un lado verlo tan derruido, pero alegra ver tanta gente retechando, o asentando muros.

Lacasta A la izquierda, imaginemos el castillo sobre la roca
La iglesia de Lacasta sorprende por su tamaño y buena obra. El primer comentario es ¿y cómo está este edificio en un sitio tan pequeño? Misterios cincovilleses (como tantas otras joyas en lugares inesperados). El segundo se referirá sin duda a la característica más extraña de la iglesia: tiene un arco de acceso desde el exterior hacia el ábside, para poder acceder a un campanario construido posteriormente y que se cerraba (con intenciones defensivas?). Nuevamente hay que hacer gala de espíritu Indiana Jones y subir en pos de Julia (que demuestra una agilidad envidiable) por el arco al vacío hacia el campanario. Un columna que grita ¡soy romana¡, un bonito dibujo que parece de época gótica y una soberbia vista premian el esfuerzo.

Columna en campanario
Nos entretenemos buscando marcas de cantería que se parezcan a las vistas en Españés, con relativo éxito. Luego releo que la iglesia es del estilo del Maestro de Agüero. en el exterior una tumba antropomorfa nos habla de la antigüedad del asentamiento. Las lápidas de estas fosas las reutilizaron para hacer el murete que cierra el cementerio. No hace tanto tiempo la iglesia servía de corral para guardar las ovejas.

 A continuación nos vamos a comer. Hemos sido invitadas en este pueblo falsamente despoblado. Estamos unas 15 personas a la mesa, de las cuales tres son cordobeses, uno es belga y otro - Samba - es de un color que proclama su origen africano. Yo me había traído el habitual bocadillo y me veo rebasada por la hospitalidad de esta gente. Hay cuscús - hecho por Julia, riquisimo - migas, chorizo y longaniza a la brasa, pastel de manzana casero y vino ela tierra. Todo está delicioso.

¿Cambian los tiempos?. Hasta hace poco se te caía el alma a los pies al ver estos lugares antaño tan llenos de vida, arruinados y en el olvido. Hoy en cambio parece que hay alguna esperanza, que nueva sangre vendrá a reemplazar a los que se fueron, gentes de toda procedencia, opinión, raza o religión. Exactamente como hace siglos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

NO REBLAR

OTROS POSIBLES TÍTULOS DE ESTA ENTRADA:
Puestos en pie
Cantar y no callar

Tengo el día nostálgico, triste y cantarín.
Esta mañana, me he levantado – oh, bella, ciao, bella ciao – y no he visto al invasor pero he puesto la radio y he escuchado una canción de Labordeta. Y he pensado, ya está, ya se ha muerto. Porque aquí cuando te recuerdan es porque la has diñado, o estás a punto. Somos así de ingratos. Y sí: tras las noticias importantes (Motorland, ese evento que ¿tanto? va a hacer por nuestra Comunidad)  han confirmado los tristes presagios de lo que ya se venía anunciando. José Antonio Labordeta, poeta, cantautor, profesor, político y hombre de una pieza se ha muerto tras una “larga y penosa enfermedad” léase cáncer de próstata. Supongo que a él le haría gracia este circunloquio para nombrar lo que todo el mundo entiende. Él, que siempre dijo a las cosas por su nombre: al pan, pan y al vino, vino, y a los cabrones, pues eso. Perdón por ser políticamente incorrecta.

Se nos ha muerto Labordeta y creo que mis coetáneos estarán de acuerdo en que le debemos un recuerdo, un reconocimiento. Mucho más que los numerosos oficiales que le llovieron en esta última etapa de su vida – nuestra tierra, a veces madre, siempre madrastra – impresiona la continua entrada de pésames y comentarios que se suceden en la red.


¡Qué aragonés has ido, maño¡ Cómo te reconozco, y a otros muchos, y algo a mí misma, en esa sinceridad (léase poca diplomacia), esa integridad (léase no dejarse sobornar ni adular).

Y como esto ya va sendo un ejercicio de nostalgia, dejadme que os cuente o recuerde cómo era de importante para mi generación descubrir algo que nadie nos había dicho. Que éramos aragoneses. Que teníamos una historia (¡¡Y qué historia, oiga¡¡). Cuando viajaba por mi tierra las canciones de Labordeta eran la música de fondo más adecuada. Cuando pasábamos por los secarrales, por las carreterillas de un Pirineo anterior al Monrepós, por los pueblos abandonados (mi padre, señalándome con el dedo un pueblo inundado por un pantano, la torre de la iglesia sobresaliendo de las aguas).  Cuando nos fuimos a pegar carteles y a repartir propaganda de las primeras elecciones por pueblines encaramados a montañas a las que apenas llegaba el autobús. Cuando nos manifestamos un glorioso 23 de abril, una marea de gente bajo banderas rojiamarillas, (¿De verdad somos tantos, éstos somos nosotros?).

Supongo que los más jóvenes no saben, porque no lo han vivido, lo difícil que era en aquellos tiempos que alguien pusiera en palabras lo que tú ni siguiera eras consciente de llevar adentro. Esto es lo que hacen los poetas: traducir en palabras pensamiento y sentimientos. Hermosas si es posible, que tampoco es lo más importante. Para nuestros hermanos mayores – que yo no los tuve de sangre - la poesía sí que era un arma cargada de futuro, y si todo fallaba al menos quedaba la palabra. Ay, que se nos ha olvidado esto, ahora que más que palabra –palabra de honor, te doy mi palabra – hay palabrería, “no me rayes” dicen los jóvenes, en cuanto intentas hablar o razonar con ellos, igual ellos sí que han aprendido y por la vía rápida el tono de estos tiempos hipócritas y tontainas.

Ahora casi da pudor hablar de estas cosas. Ahora que nos hemos vuelto posmodernos, que nos acusan de ser progres trasnochados. En estos tiempos superficiales y desustanciados.

Labordeta nos dio una identidad y sólo por estos versos, puro Gracián por su densidad, brevedad y certeza, se merece un premio literario:

“Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua una huerta,
al norte los Pirineos:
esta tierra es Aragón”.

Sí, ésos somos nosotros, o quizás ésos hemos llegado a ser en buena parte gracias a él.




Ejercicio “guan” para jóvenes X o XD, con MP5 en los oídos o seguidores de cantantes con movimientos espasmódicos (modelo Shakira o hip-hop, da igual): mostrad este vídeo a vuestros padres o casi abuelos y ved cómo se les embelesa la mirada y se les arrasa de sentimiento. Igual, oh sorpresa, se saben la letra de corrido. Igual, hasta se ponen a cantar esas canciones que nos convocaban (arriba los corazones, que ya llegado la hora, de tener en nuestra manos, lo que nos quitan de fuera) a la lucha, al esfuerzo común, al trabajo por defender lo nuestro.

Todos, con las manos unidas y el corazón en un puño, cantábamos a voz en grito, sintiéndonos parte de algo grande y todavía por hacer.

Cuando ya se habían acallado las voces y la música, cuando ya sólo quedaba la emoción, entonábamos:

“De esta tierra hermosa, dura y salvaje, haremos un hogar y un paisaje”

En ello estamos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

LAS VIEJAS DE CARAVAGGIO

No, no me he olvidado de Michelangelo Merisi. Imposible. Ahora que tengo un ratico quiero hablar de algo que me impresionó mucho cuando vi su cuadros: las viejas que saca en ellos. Como corresponde a su pintura, tan auténtica, son viejas de verdad. Sin apaños, sin idealización (¡por supuesto¡) sin belleza, ya olvidada si es que la tuvieron alguna vez. No guardan de la juventud ni frescura, ni  inocencia, ni de la madurez la dignidad o la plenitud de gobernar la propia vida. En sus rostros podemos ver, con terrible certeza, la ferocidad de una vida muy gastada. Toda alegría, amabilidad o contento quedaron barridos hace ya tanto tiempo que ni siquiera queda en su gesto la amargura de la pérdida.

Estas viejas se han reinventado a sí mismas. Sin concesiones, sin cuentos ni zarandajas. Ya miraron frente a frente a la vida, y ésta les derrotó, como a todos. Pero luego parecen haberse replanteado su existencia. Han pensado ¿Y qué? ¡Adelante con los faroles¡ 

Así las encontramos al lado de otras jóvenes a las que sirven - necesidades de la estética -de contrapunto. Sus arrugas son tan numerosas que parecen una hipérbole algo humorística. Para que digamos: ¡fíjate que vieja revieja¡

Pero es necesario ir un poco más allá. No quedarnos con este papel secundario, de acompañamiento-antítesis. Si te paras y las miras, ellas te cuentan su propia historia. Aunque puede parecer que el pintor las ha obligado a participar tangencialmente en el asunto del cuadro, aportan su propia andadura vital y terminan por equipararse a las protagonistas.

En el cuadro de la Virgen de Loreto, la anciana que se postra ante la Virgen tiene un marcado carácter costumbrista, que en su tiempo resultó escandaloso por "indecoroso". Según las normas del Concilio de Trento, ciertos asuntos religiosos debían ser tratado con "decencia", es decir, no se podían poner figuras inconvenientes o que resultaran inadecuadas para la dignidad del tema. Este cuadro fue rechazado por los encargantes, entre otras cosas, porque los pies del fiel quedaban a la altura de la vista del espectador (esto puedo comprobarlo in situ). Más aún: el campesino se olvidó de lavarse los pies y hacerse la pedicura antes de ponerse a rezar a la Virgen ¡Qué vergüenza¡  Conclusión: ¿sólo las clases ociosas pueden comunicarse con la Virgen? ¿Le han preguntado a la Virgen si le molesta que sus devotos no vayan bien vestidos y calzados?. Está claro que Caravaggio pensaba que no. La madonna se vuelve con atenta solicitud a lo que le dicen estos fieles.



La anciana está desdentada, y como el hombre viste muy pobremente. Éste lleva camisa, calzón corto y un jubón y una capilla por todo abrigo. Llevan ambos un palo o bastón seguramente de peregrinos. Han debido caminar mucho, en el gesto del hombre se advierte el cansancio o la dificultad de la postura de arrodillarse ante la Virgen.

Por cierto ¿No parece más joven él que ella?  En vez de matrimonio ¿no serán madre e hijo?
¿No serán otra cosa?  ¡Ay, que ya estamos pensando mal¡ En fin, si venían a pedir perdón por estos pecados, quizás sí que debieran haberse lavado y adecentado un poco ¿o no?




En el cuadro de la Virgen, Santa Ana y el niño -un cuadro raro-raro-raro¡¡- volvemos a encontrar los mismos rasgos distintivos del autor: una iconografía extrañísima, jamás representada y que no tiene que yo sepa, base alguna en los Evangelios y el consecuente rechazo de la jerarquía eclesiástica. Estas figuras totalmente atípicas creo que no tienen ni antecedentes ni seguidores. María -con un escote talmente indecoroso, según Trento y según cualquier revista del corazón que la fotografiara - enseña a un niño Jesús desnudo (¿por qué está desnudo?) a pisar la cabeza del áspid.¿No era ella la que tenía que hacerlo? Jesús pone gesto de ¡qué asco, mamá¡ Santa Ana asiste a la escena como quien no quiere la cosa, las tres figuras sobre un fondo neutro que no da referencias espaciales ni temporales.



La Santa Ana, venerable y culta que enseñaba a leer a la Virgen niña, se ha transmutado en una vieja que se las sabe todas. Sabe que los libros valen poco frente a ciertos reptiles (cada cual ponga aquí quien más le afecte) si no es tirándoselos de canto. Está poniendo cara de "dale, dale, pisa con fuerza"



Aquí dejo esta otra imagen de Santa Ana, del muy relamido Murillo (con quien me reconcilié gracias a sus cuadros del Hospital de la Caridad), para que se vea la diferencia. En el de Murillo, además de la pincelada esponjosa, la luz dorada y los angelicos bajando para ponerle el "cumlaude" a una María salida de un concurso de bellezas infantiles, Santa Ana aparece como una muy digna señora incapaz de hacer todo lo que sí que podría la de Caravaggio. Esta Santa Ana no viaja en el Imserso porque le sobra categoría. La de Caravaggio, porque no cobra jubilación. Los mundos que nos presentan está tan lejanos como una película de Doris Day respecto de otra de John Sayles.


Pero sin duda la imagen que más me gusta es la de la vieja criada que acompaña a Judith cuando le está cortando el gaznate a Holofernes. Esta figura suele aparecer en todos los cuadros de esta temática, si uno se pregunta por qué es posible que alguien argumente: para cargar con la cabeza el decapitado. Ahora bien: una joven que ha podido (no moralmente, sino físicamente) degollar a un varón ¿necesita que alguien le lleve un bulto? Otra posible explicación sería que Judith se había presentado en el campamento del general enemigo formalmente acompañada de una criada, pues está muy mal que una joven decente se pasee sola por campamentos enemigos. Claro que esto sería para salvar apariencias pues todos sabían que Judith venía (eso creían) a pasar la noche con Holofernes.

Detalle de Judith y Holofernes
Yo tengo otra teoría: Judith necesitaba que alguien le explicara cómo se degüella a una persona. Yo creo que Caravaggio pensaba lo mismo, pues en el cuadro se ve a la joven heroína con el mismo gesto de repulsa y decisión que el Jesús de la serpiente. Ponen cara de: esto es muy desagradable, pero debo hacerlo. La criada, que ya adelanta el saco donde meterán la cabeza, acerca su rostro al de Judith como si hubiera estado dándole instrucciones: "ahora le coges del cabello, y con su espada le cortas el pescuezo". Judith se retrae de su propia acción, al ver el chorro de sangre (no quiere mancharse su blanquísima camisa, no vayan a darle el alto al salir). La criada adelanta el trapo. A mí me parece que no es la primera vez que se ve en una de éstas. Está tan tranquila, pasito a pasito nos lo cargamos y a otra cosa.



Se parece a la Herodías de este otro lienzo. Aquí la auténtica promotora de la decapitación está como ausente, como si o fuera con ella, aunque si nos fijamos bien su mirada es de las de "¡Ahí te quería yo ver¡". Lo mismo hace Salomé, que desvía la mirada mientras el verdugo le coloca la cabeza del Bautista en la bandeja, tal y como ella solicitó. ¡Vaya con las féminas¡



jueves, 16 de septiembre de 2010

CULEBRÓN MEDIEVAL (O... teniendo a Jaime I ¿quién necesita a Nelson José?)


 

Acabo de leerme el libro “La sociedad en Aragón y Cataluña en el reinado de Jaime I (1213-1276)”, coordinado por Esteban Sarasa y publicado por la Institución Fernando el Católico.  

He aprovechado para “repasar” historia, que siempre viene bien, y gracias a esta fuente de información que es la red, no sólo he descubierto que la mayoría de los artículos están colgados en PDF en la página de la Institución Fernando el Católico, sino que me he paseado por internet buscando datos de los principales personajes que intervienen en la vida de este rey, empezando por él mismo.



Jaime I por Gonçal Peris y Jaume Matheo
s. XV

Muchas son las circunstancias que concurren para hacer de su reinado una época que bien merece un estudio profundo: su larga vida, las difíciles circunstancias en que entró a reinar, y la personalidad del monarca –que deja bien a las claras el hecho de que mandara redactar una memoria de sus actos –Llibre dels Feits – sus amoríos, sus decisiones políticas.

No pretendo hacer una lista de los principales logros de su gestión política, que fueron muchos - se puede consultar en cualquier estudio especializado – simplemente quiero resaltar algunas de las  cuestiones que más me han llamado la atención de este rey.




Vidal Mayor
En primer lugar, da la sensación de que su figura ha sido mucho más (y mejor) tratada por los historiadores catalanes que por los aragoneses. Al parecer y resumiendo, se opina que Jaime I gobernó más a favor de los primeros que de los segundos. Los catalanes ven en él el rey que inicia rasgos considerados como propios, distintivos: la empresa balear (y con ello el primer paso de la expansón mediterránea), el apoyo a las ciudades y la burguesía, la configuración territorial de Cataluña (la cesión de Lérida, territorio “irredento” de Aragón), y un largo etcétera.









Incluso en una fuente tan aparentemente objetiva como la Enciclopedia Aragonesa se habla de él en términos algo recriminatorios. Muchos han opinado que el rey gobernó según las nuevas corrientes “romanistas” del derecho – que reclamaban más poder para el monarca, o sea para el estado – por encima de los intereses de la nobleza feudal. La valoración de este modelo potítico van desde el aplauso por someter a la aristocracia rebelde (que lo fue) al reproche por haber quebrantado en numerosas ocasiones los derechos marcados por los Fueros aragoneses. Es también relevante la comparación que se hace entre la estrechez de miras y las prácticas económicas retardatarias de la nobleza aragonesa y la asunción de un modelo “precapitalista” por la oligarquía ciudadana y los grupos más insignes en la zona de Cataluña.



Hay que decir con claridad que todo esto es cierto. No sabemos si los unos fueron anticuados premeditadamente o los otros tenían conciencia de su papel pionero. Seguro que no. Pero desde luego suponer una “conciencia democrática” en la actuación de los nobles rebeldes al rey es haber visto muchas películas de Ridley Scott. Desde luego, tampoco la tenían los que apoyaban al rey por defender sus negocios.





Vaya pues por delante mi “simpatía” política por este monarca que, gestionando el reino por afanes sin duda egoistas, moderizó la amalgama de territorios que se habían ido sumando al viejo reino aragonés, y la dotó de leyes (Vidal Mayor) y organización administrativa, y la proyectó con fuerza hacia el exterior iniciando una expansión que durará dos siglos y que fijará ya defnitivamente el destino histórico de la Corona.

Sin embargo uno de los principales reproches que se le hacen son sus continuos cambios de opinión y sus actuaciones contradictorias en muchos asuntos. Podemos ver un ejemplo paradigmático de estos vaivenes en su trato con judíos o mudéjares. Parece seguro que Jaime I no tenía ideas discriminatorias. No puso en práctica muchas de las disposiciones papales del IV Concilio de Letrán (1215) y tendrá consejeros y administradores hebreos, pero les hara pagar caro su apoyo (literalmente). ¿Actuaba por interés o con conciencia igualitaria?

A los mudéjares de Valencia los mantiene – sometidos - en la zona por evidenes razones prácticas que a alguno podría parecerle una defensa de la multiculturalidad. Es frecuente encontrar incluso en obras serias esta valoración “ética” tan enfangada de modernidad. Pero todo ello redunda en beneficio de una nobleza a la que hay que favorecer, pues gracias a ella se ha conquistado el reino valenciano. No habrá en cambio misericordia para los moros mallorquines cuando las tropas cristianas entren en la Madina Mayurqas, que se había resisitido frente a los invasores. La ciudad será arrasada y su población masacrada y esclavizada. Tampoco habrá componendas para los mudéjares valencianos que se rebelen - capitaneados por Al-Azraq - por el incumplimiento de los pactos firmados en el momento de la conquista.





UNA VIDA DE NOVELA

Unos buenos enlaces para conocer su vida y hechos:
Consultar la página de José Hinojosa Montalvo (Universitat d’Alacant, Acadèmic d. de la Reial Acadèmia de la Història) y no desanimarse porque esté en otra lengua, bajad-bajad y está en castellano






Su concepción fue novelesca. Su padre, Pedro II, un mujeriego empedernido, se había casado con María de Montpellier pero no cohabitaba con ella de lo que resultaba la inexistencia de un heredero para la corona. Un noble urdió con la reina una encerrona. El rey cayó en la trampa y, creyendo pasar una noche con una dama que no deseaba ser reconocida, la pasó en realidad con su esposa. Llegada la mañana Pedro II descubrió el ardid y lleno de ira se marchó de allí para no volver más. En esa noche fue engendrado Jaime I.





María de Montpellier tiene también una vida agitada. Como todas las mujeres de la época, se convierte en moneda de cambio para satisfacer ambiciones políticas: la casan con Barral, vizconde de Marsella, y al enviudar en 1197 su padre Guillermo VII la cede a Bernardo IV conde de Comminges para alejarla de Montpellier en beneficio de su hermanastro Guillermo IX de Tolosa (que heredará esta ciudad). Cuatro años más tarde Bernardo repudia a su esposa. Muerto su padre Pedro II se casa con María, dejando sin herencia a los legítimos herederos de Montpellier (hay que decir que Guillermo VII le había nombrado su albacea testamentario). 


En 1213 parte hacia Roma para impedir que Pedro II se divorcie de ella y se case con María de Montferrat. María morirá allí poco después que su marido.

Su nombre: no tenía tradición en la casa real ni aragonesa ni de los condes de Barcelona. Es extraño quea un rey se le dé un nombre diferente de los de su familia, máxime si va a ser el heredero. Jaime I explica esta originaliad por algo que contaba la reina: para elegir su nombre hizo encender 12 velas por los 12 apóstoles, dándoles sus nombres a cada una. La que más tardó en consumirse fue la de Santiago (Jacobo, Jacome, Jacme).


Su padre a pesar de ser apodado el Católico, murió en una cruzada del Papa contra sus vasallos albigenses. El Papado, aliado de la monarquía francesa, deseaba incorporar a su corona los territorios del sur de Francia, aliados de los aragoneses desde hacía un siglo. En la Batalla de Muret (1213) murió el rey y buena parte de sus nobles. Jaime I tenía 5 años y su padre no sólo había muerto, había sido excomulgado. Su situación no podía ser más débil. Será confinado en Carcasonne al cuidado de Simon de Monfort, que había liderado las tropas francesas que en 1213 provocaron la muerte de su padre.

Poco tiempo después lo trasladan desde Francia al castillo de Monzón donde permanecerá custodiado por los monjes templarios para evitar fugas y se supone, contaminación herética.



Castillo de Monzón

Durante su confinamiento en Monzón Jaime tiene como compañero a Ramón Berenguer V, algo más mayor que él. Sus nobles conspiran para hacerse con el poder. Sus principales enemigos son sus propios familiares: su tío abuelo don Sancho y el abad de Montearagón don Fernando, su tio (hermano e hijo respectivamente de Alfonso II).



Jaime describe esta etapa de su vida con profunda aversión ya que no sólo no era libre, sino que quienes le aconsejaban lo hacían por propio interés.



1218: Se celebra una Curia Real en Monzón. Las presiones de su tío Fernando Abad de Montearagón y algunos nobles aragoneses consiguen la renuncia de su tío Sancho al trono. Jaime tiene 10 añitos, pero seguramente ya empieza a manejarse en este complicado mundillo de intrigas, secretos y traiciones).



Tres años después las Cortes le declaran mayor de edad y por tanto rey de pleno derecho. Tiene 13 años.



En esa fecha se casa con Leonor de Castilla. Él tenía 13 o 14 años y ella 19.
Algunos opinan que Jaime I veía a Leonor como una madre, pero años después cuando ya se había hecho un hombre adulto, esta relación le coartará en sus proyectos. Se divorciará de ella en 1229 alegando proximidad de parentesco. La verdad que creo que había que remontarse –creo – a sus bisabuelos navarros para encontrar parientes cercanos: era a todas luces una burda excusa, pero el Papa le concedió la nulidad.

Blasón de la reina Leonor

Leonor de Castilla era hija de AlfonsoVIII y Leonor de Plantagenet, siendo entre otros parentescos nieta por parte materna de Enrique II de Inglaterra y de la famosa Leonor de Aquitania (y sobrina por tanto de Ricardo Corazón de León). Su sobrino Fernando III (el Santo) será rey de Castilla y León (unidas ya para siempre en una corona) y uno de los princiaples protagonistas de la conquista andaluza. Divorciada de Jaime I en 1229 mantendrá las posesiones que le cedió su esposo por acuerdo establecido entre éste y Fernando III en Santa María de Huerta. Leonor se evade de la escena política pasando sus últimos 15 años de vida en el Monasterio de las Huelgas.



1224 en plena sublevación de los nobles en su contra cae prisionero y es encerrado en la Zuda de Zaragoza. El cabecilla de los rebeldes es su tío Fernando.



1225 quizás para distraer estos malos ánimos lanza una campaña contra la musulmana Peñíscola, que no consigue tomar aunque sí cierto respiro dentro de su reino.



1226 Intenta convocar a sus nobles para seguir la guerra conra el moro pero tras esperarles infructuosamente durante tres semanas, decide establecer una tregua con el rey de Valencia Abu Zeid. Jaime I se encuentra con Pedro de Ahones, al que advierte que respete las treguas que acaba de firmar. Don Pedro se niega y tras varias escaramuzas, termina muerto por las tropas de don Jaime. (Consultar el libro de Ed. ANUBAR Literatura de Aragón, I.
Esta muerte provoca la sublevación general de todos los nobles en su contra.


Batalla del Puig


 
 
 
 
 
1228: Aurembiaix de Urgel le pide ayuda para recuperar su condado de manos de Gerau de Cabrera, que se lo había robado. En 1228 Jaime I realiza una rápida campaña en la que restituye a Aurembiaix, que se convierte en su amante. Se habla de establecer un contrato de concubinato, aún a pesar de su matrimonio previo con Leonor de Castilla.





1229: Su amigo Pedro Fernández de Azagra, señor de Albarracín, le invita a una cacería, en realidad una entrevista con Abu Zeyd, rey destronado de Valencia y al que Jaime I ya había estado cobrando parias (sumas de dinero a cambio de no atacarle): éste le cederá sus derechos sobre la ciudad levantina, que será conquistada en 1237.



1235. Tras la aulación de su matrimonio con Leonor de Castilla se casa con Violante de Hungría, hija del rey de este país.
Blasón de Alfonso de Aragón
con la señal aragonesa y el emblema de Castilla






Violante dará al rey cinco hijas y cuatro hijos. Difícil situación para un padre que pensaba que debía repartir su herencia entre sus herederos. Su matrimonio duró 16 años, durante los cuales Violante trató siempre de enemistar a su esposo con el primogénito don Alfonso, hijo de Leonor de Castilla.










Violante pertenecía  una familia de santos y sobre todo de santas, su hermana fue Santa Isabel de Hungría y sus sobrinas también lo fueron. Me ha sorprendido la biografía de Santa Isabel: se casó a los 14 años con el conde Luis de Turingia Hesse y al parecer el matrimonio fue feliz (esto es una gran noticia a reseñar en estas épocas tan poco románticas). Isabel era muy dada a las obras de caridad y montó un hospital cerca del castillo de Wartburg, para que los inválidos no tuvieran que subir una cuesta a la que llamaban “rompe-rodillas”. En 1224 su esposo murió cuando se encaminaba a la Sexta Cruzada. Al parecer su cuñado el nuevo conde la echó junto con sus hijos. Terminó profesando con los franciscanos y fundando un hospital en Marburgo. Su confesor y director espiritual, Conrado de Marburgo, era extremadamente severo con ella, llegando a abofetearla y disciplinarla con una vara, después de haberla obligado a despedir a sus antiguas criadas. 
Isabel murió en 1231 se sopecha que de agotamiento caritativo. Tenía sólo 24 años.

Una de su hijas, Violante de Aragón, casará a los 10 años con Alfonso X, rey con el que su padre Jaime I tenía muy buenas relaciones. Al parecer la rein no podía tener hijos al principio (lógico¡) y Alfosno hasta pensó en repudiarla. Pero luego parece que se animaron bastante: tendrá con el rey once hijos e hijas, entre los cuales los más famosos son Fernando - apodado de la Cerda por su abundante y crespa pilosidad – y Sancho, segundo en la línea sucesoria. Según se establecía en el código legal de las Siete Partidas los herederos a a muerte del rey debían ser los hijos de Fernando pero éste morirá en 1275 y Sancho pasará a ser rey (Sancho IV el Bravo) con el apoyo de parte de la nobleza castellana, descontenta con la política de Alfonso X  favorable a judíos y mudéjares. Además Sancho había gobernado el reino durate ños mientras su padre estaba ausente, interesado en obtener la corona imperial germánica e incluso había sido jurado ya como heredero en las Cortes.




María de Molina presenta a su hijo a las Cortes
Antonio Gisbert Pérez1863

Los llamados “infantes de la Cerda”, apoyados por su abuela, hallarán refugio y apoyo en Aragón en la corte de Pedro III. Por su parte, su otro nieto Fernando “el Emplazado”, hijo de Sancho IV será apoyado por su madre la muy famosa María de Molina






1268: estando en la ciudad de Toledo para asistir a la primera misa de su hijo el arzobispo don Sancho, se e presenta una embajada tártara que le pide ayuda contra sus enemigos comunes y de la cristiandad en general, los turcos. Jaime I monta una nutrida expedición que parte por mar pero que debe refugiarse cerca de Montpellier. Don Jaime desembarca y regresa a su reino por tierra, que está muy malo el tiempo y uno ya tiene una edad (60 años) y además le espera doña Berenguela Alfonso, su amante de turno.


1275: en plena guerra civil entre el heredero Pedro (III) y su hermanastro bastardo Fernando Sánchez de Castro y buena parte de la nobleza (una vez más¡) don Fernando es apresado por las tropas leales a don Pedro y éste manda ejecutarle ahogándolo en el Cinca.


SUS MUJERES


Me han soprendido las biografías de las mujeres que han ido apareciendo a lo largo de la lectura. Todas sin excepción fueron utilizadas como moneda de cambio por sus parientes, deseosos de establecer alianzas, ampliar territorios o influencias o neutralizar enemigos. Una se pregunta qué pensarían estas mujeres. ¿Aceptaban de grado su destino? ¿Aprovechaban sus nuevas circunstancias para medrar y obtener a su vez poder y prestigio? Las crónicas históricas, ya de por sí parcas en este tipo de informaciones, nada dicen de estas cuestiones. Sin embargo creo que se pueden espigar algunas pistas al ver la conducta de estas damas a lo largo de su vida. María de Montpellier por ejemplo se muestra más preocupada por conseguir un heredero (lo que le reportará categoría en la corte) antes que el amor de un rey que le había tocado podríamos decir, de rebote. De igual manera la vemos dirigiéndose a Roma para impedir su divorcio.



A Leonor de Castilla en cambio, no parece desesperarle demasiado su divorcio. Sea porque se lo permite su encumbrada posición social, por auténtica piedad o por deseo de apartamiento del “mundo”, escoge un silencioso retiro en las Huelgas reales. Bien es cierto que tan alta dama sólo podía optar a un nuevo matrimonio de categoría real.



Sobre Violante de Hungría, y a pesar de provenir de una familia tan, tan religiosa, la mayoría de historiadores opinan que se encargó de relegar a los hijos de Leonor para favorecer a lo suyos en la sucesión real. Este comportamiento entra dentro de lo esperado en una persona de esta posición social, así que podríamos imaginarla, si no contenta con su suerte (saliendo de la lejana Hungría para casarse con un perfecto desconocido), sí aprovechando en su beneficio las cartas que la suerte le había repartido.



La más juiciosa puede que fuera Teresa Gil de Vidaurre. Sabía desde el principio con quién se la estaba jugando y al parecer tuvo la suficiente fuerza de ánimo y personalidad para resistirse al rey y conseguir de él lo que se llamaban “palabras de futuro”, un compromiso firme de casamiento que simplemente validaba el casamiento de hecho, pues tales palabras y la relación carnal entre los que ya eran esposos constituían un auténtico matrimonio. Pero tuvo mala suerte: un testigo del compromiso real murió antes de dar testimonio, y aunque el obispo de Gerona quebrantó el secreto de confesión del rey y le contó al Papa la realidad de tales promesas (de lo que derivó según cuenta Jerónimo Zurita que el rey ordenara que le arrancaran la lengua), éste no admitió el repudio de doña Violante, por más que el rey dijera que la reina había contraído la lepra.


No le fue mal a pesar de ello pues además del favor del rey (intermitente, como era habitual) consiguió que sus dos hijos quedaran muy bien “colocados”, pues Jaime obtuvo el señorío de Jérica y Pedro fue el fundador de la Casa de Ayerbe, ambas de larga raigambre en la historia del reino aragonés.

Tumba de Jaime I

martes, 7 de septiembre de 2010

LA RENELLA EN EL TRASTEVERE


San Pietro in Montorio

El barrio del Trastevere permite al visitante comprender cómo era la Roma medieval, anterior a las reformas urbanísticas de los Papas. Un espacio populoso, vivaz, bullicioso. Por fin consigo ver -después de una subida trabajosa que me recuerda lo de las siete colinas -San Pietro in Montorio. Tengo la "suerte" de haberme perdido bastante y de que justo en ese momento abran el espacio del claustro (sencillísimo) donde se encaja el templete de Bramante, construido a expensas de los Reyes Católicos.

Dentro de la iglesia, decorada según se dice con el primer oro que llegó de América, el ya habitual diseño para una capilla por el maestro Bernini.

De nuevo abajo, compruebo que el ambiente de esta Roma nada tiene que ver con el que he vivido otros días. En las iglesias se nota un trajín de público ausente en otras más céntricas. Aparte de los turistas gente que podríamos denominar desamparada se acerca a charlar con quienes atienden la iglesia, que los saludan como a viejos conocidos. En algunas de estas parroquias, dan a diario comida gratis a quien lo necesite. Estos edificios parecen más vivos, más imbricados en el barrio que los acoge.

Pasear por estas calles tiene un encanto especial. La mañana no es todavía calurosa y los camareros están poniendo las mesas de las terrazas. Las calles están tan sucias como viene siendo habitual: así una se siente como en casa. 

La arquitectura te da un respiro y el ya habitual barroco se ausenta para dejar paso a un paleocristiano más plano y espacioso, sencillo aunque también monumental. Según veo, las primitivas basílicas saquearon a base de bien los templos paganos para hacerse con sus columnas y sillares. Su altura impresiona teniendo en cuenta que son los primeros templos de una religión hasta entonces perseguida. Claro que no era cuestión de rebajar tan hermosas columnas y quizás necesitaran edificios que impactaran de alguna manera a los romanos aún no bautizados. 
Sta Maria in Trastevere
Santa Cecilia
Santa Cecilia se esconde como un joya entre las calles. Es una de estas iglesias "matrioska", bajo la actual iglesia medieval (es difícil recordar que es medieval, y no paleocristiana), persiste la primitiva capilla donde se enterró a la Santa (magnífica escultura de Carlo Maderno) y debajo una insula o bloque de pisos y la domus donde vivió Cecilia. 

Unnos frescos de Pietro Cavallini guardados en el contiguo monasterio me vuelven ya desde el principio una incondicional de este autor, musivario también de talla.




Frescos de Pietro Cavallini. Juicio final


El jardín de la iglesia es un paraje delicioso, sombra, hierba fresca (prohibido pisar¡¡) y por supuesto, una fuente. A la salida dirijo a otros turistas despistados hacia la basílica en varios idiomas, como si fuera una auténtica transtiberina

De regreso al barrio el calor ya aprieta y conviene pensar en alimentarse de algo que no sean mosaicos y estelas funerarias. De casualidad acierto a entrar en una panadería que huele a gloria. Las frecuentes visitas de los trabajadores de las obras contiguas (tan abundantes como en España, otro motivo hogareño) que acuden a llevarse sacos con barras de pan me confirman la excelencia del lugar. Me pido dos pizzette de calabacín y atún, que están simplemente deliciosas. 

Continuo pasar de turistas atraídos por el olorcillo y los clientes que pregonan el género a base de mordiscos en la calle. El forno se llama La Renella, como la calle contigua, y tienen de todo y buenísimo. Panes, pizzas y focaccia, todo es despachado con sencillez y amabilidad por una joven que chapurrea un inglés inevitable. En las paredes nada de decoración de "franquicia": un cartel que informa de que allí TODO ES NATURAL, HARINA DE TRIGO Y ACEITE VIRGEN DE OLIVA. Abundantes cartelitos de los parroquianos y vecinos del barrio anunciando todo tipo de cosas, ofreciendo o pidiendo trabajo. Un recuerdo al poeta Alfredo Casella, apodado Trilusso, con uno de sus poemas (en dialecto romano) colgado sobre la puerta.


Los hornos del Trastevere abastecían de pan a Roma entera. La harina se molía con las aguas que traía hasta el Janiculo el Aqua Traiana. Los bárbaros de Vitiges destruyeron en 537 los molinos. El general Belisario, para  dar de comer a los ciudadanos romanos construyó unos molinos flotantes (¡¡) sobre el Tiber.