jueves, 16 de diciembre de 2010

MÁS Y MÁS ARTE

Milán estaba fría y húmeda cuando la visité, un otoño norteño tan alejado de la típica postal mental que nos hacemos sobre Italia. Aún así persistían todas las constantes de arte, belleza y estilo. Sobre todo éste último, no descubro nada.

Visité la Pionacoteca di Brera un día oscuro y lluvioso. Esta institución, aún centro de enseñanza, fue reorganizada por Napoleón, que trajo a Milán (expolió, dirían otros) las principales muestras de arte del norte de Italia para que pudieran verlas los estudiantes. A Napoleón como a todos los franceses, le tienen por aquí gran aprecio. El emperador no es el invasor de la patria como en España, sino una especie de primo lejano (un Bonaparte, a fin de cuentas) transfigurado por la ilustración y el europeísmo. Los norteitalianos tienen al parecer gran interés (no sólo espiritual) en resaltar la filiación gala de sus orígenes, cultura o relaciones económicas.

Resulta curioso pasear entre los jóvenes que entran y salen de clase o van a la cafetería por pasillos podriamos decir con gran solera (históricos, desde hace décadas no se remozan) cubiertos de pasquines como suele suceder en los centros universitarios.

Allí me puse al día de una serie de pintores del entorno milanés. Anoto para dar cuenta de ellos los que más me gustaron:


Gian Battista Cima, autor de fino dibujo y composición clasicista que me recordó a Bellini.


Bellini
Francesco del Cossa, que tuve que fotografiar al bies pues como en todos los sitios está prohibido hacer fotos aunque luego todo el mundo las hace ante la indiferencia de los vigilantes (todos menos el que me vigilaba a mí). Son notables los fondos de paisajes y arquitecturas en miniatura, muy imaginativos, recreando una realidad clasicista que termina por ser casi onírica.
Francesco del Cossa



Bernardino Luini tiene una buena representación en Milán, pero éste fue el primer cuadro que le vi. Parece un fresco por su coloración más bien mate. Representa la cena de Pascua de los judíos antes de salir de Egipto y le hice la foto pues trata de la alimentación y son realmente escasas las veces en que los artisitas sacan a la gente comiendo, y no sentados a la mesa, que es lo que suele suceder. Además éstos tienen pinta de burgueses posando para el autor ante una mesa ciertamente realista.



Las obras de Vincenzo Foppa se reparten entre la Pinacoteca di Brera y el Castello Sforza. Es un pintor magnífico aunque algo retardatario para su época como se puede ver.



Tras la Pinacoteca y comer sobre la marcha y bajo la lluvia, visité el Castello Sforza, al que la escasa luz del día  y el tiempo desabrido proporcionaban un aspecto bastante hosco. Dentro, como ya se puede imaginar, más y más arte.
A la salida un descanso paisajístico: magníficos jardines alrededor del Castello - en realidad, por todo Milán, con este clima nada les cuesta mantener un tupido césped y frondosos árboles - destemplada estampa otoñal que requiere un contrapunto de té inglés en un lugar cálido y señorial. Arces teñidos ya entonces con toda la paleta tonal que va del amarillo intenso al rojo fulminante, gingkos de oro, paseos sinuosos sólo visitados a esas horas intempestivas (las 5 de la tarde-noche) por deportistas, mamás con bebés e inmigrantes descansando de su jornada de top manta.

¿Por qué valorar sólo a los "genios", a los que rompen moldes, o son originales e incomprendidos? Esta apreciación tan romántica del arte nos ha hecho despreciar o minusvalorar a otros muchos que aprendieron las "maneras" de los pioneros reproduciéndolas con enorme maestría. Se pueden rastrear desde luego, rasgos de éste o de aquel. Así lo hice durante bastante rato en estos museos, ésto es de Miguel Ángel (pocos siguieron por estas tierras al genial florentino) éste copia a Leonardo (muchos lo hicieron aquí, donde tantos años pasó al servicio de Ludovico Sforza), éste toma la delicadeza y el colorido de Rafael, aquí los rasgos de Bellini, allí las frutas y amorcillos de Mantegna... Al cabo dejé de hacerlo, para disfrutar sin prejuicios de lo que veía.


Cristo muerto. Mantegna


Rafael y sus arquitecturas utópicas
 ¿Lo mejor? Además de todo ésto la gran sorpresa del Cristo muerto en escorzo de Mantegna, los Desposorios de la Virgen de Rafael - casi me reconcilio con él por este cuadro, estamos en negociaciones - y la impresionante Pietá Rondanini de Miguel Ángel, que si ya me gustaba antes de leer la Sonrisa etrusca, después pasó a mi altarcito particular de Grandes Obras KTK (me niego a reproducirlo, es frase corriente entre los jóvenes). Además el "pack" venia con una extraña y bellísima "peana" que en realidad es una lápida funeraria romana, y al lado una máscara mortuoria que le hicieron al autor.

sábado, 4 de diciembre de 2010

LA NAVARRA EN EL MUSEO DE LOS CLAUSTROS

Tú eres navarra, le dije nada más verla. Ella callaba y al principio pensé que era porque estaba hecha de madera policromada. Me acerqué a comprobarlo: Virgen con Niño. Procedencia: Navarra, sin más detalles.
Ella suspiró un poco, sin despegar apenas sus labios, curvados en una sonrisa entre tranquila y melancólica.
- ¿Y qué haces en este museo? - le pregunté, algo apenada.
- Pues aquí me estoy, contestó.
El Niño me miraba con atención, mientras me bendecía.
- ¿Cómo has llegado hasta aquí?
- Me compraron hace ya muchos años. Un señor extranjero abrió la puerta de la iglesia donde vivía y me miró como hacía siglos que nadie me miraba. Los del pueblo, ya se sabe, yo era un elemento más del paisaje, me rezaban sin más y organizaban romerías en las que ellos iban a lo suyo, a mí me hacían poco caso. Pero luego el pueblo menguó, la gente se fue y me quedé sola, aislada y a oscuras. Casi me alegré de que llegara ese hombre. Me trataron con mucho cuidado, me bajaron del altar y me envolvieron en muchas cajas. Cuando llegué me limpiaron, me curaron la carcoma... todo muy bien.
Se removió en el asiento todo lo que le permitía su hieratismo.
- Aquí me aprecian, viene mucho público a verme - explicó -. Además estamos muchos como yo, ya te habrás dado cuenta. Estos americanos se han traído cuanto han podido o les han dejado...

Camello de San Baudelio de Berlanga

Portada de S.Vicente Mártir de Frías

Y me señaló sin moverse otras obras también llegadas desde nuestro país.

- Pienso que he tenido suerte, si llego a quedarme en las montañas no sé que habría sido de mi y de mi Hijo.

Pero lo dice con una enorme tristeza.

- Lo que más echo en falta es el olor de los prados en primavera. Las mujeres salían a segar, se arremangaban y cantaban canciones, yo las oía. A veces, de vuelta a su casa pasaban a verme un momento, arreboladas. Me decían: ya hemos recogido el heno. Luego se iban a festejar con los muchachos, o a hacer la cena a sus hijos.

Quise decirle: ahora las cosas son diferentes, te habríamos restaurado la iglesia y no se te habrían llevado tan fácilmente. Pero echo una mirada en derredor y me callo, avergonzada de que alguien haya podido permitir tanto expolio.

El Museo de los Claustros, ubicado en una falsa abadía entre románica y gótica, contiene una colección de arte medieval procedente sobre todo de España, Francia y Alemania. En el Metropolitan, museo del que depende, hay también una abundante muestra de arte hispano.


El Evangeliario de la Reina Felicia, procedente de Santa Cruz de la Serós me mira desde su urna de cristal. Ganas me dan de robarlo.
Una colección de imágenes del Museo de Renzo Diogini.

MUSEO MOMA EN NUEVA YORK

Estuvimos en el MOMA el primer día de visita, aprovechando que la entrada era gratuita por la tarde (16 a 20 h). La fila estaba ordenadísima y vigilada (se agradece) y aprovisionada por pastelitos nada saludables ni equilibrados de la tienda de al lado que estaba de promoción (nos los comimos todos, of course) lo que entretuvo la espera que fue más breve de lo que se temía.


El MOMA pasa por ser el Museo más moderno - eso significa su nombre - de Nueva York, y por ello, del mundo. A lo largo del siglo XX las vanguardias artísticas y los vanguardistas se mudaron de la vieja y destruida Europa - léase París o Londres - a EEUU, huyendo de la persecución de los fascismos o del stalinismo o buscando clientela más adinerada o culta, es decir, más dispuesta a acoger las nuevas tendencias artísticas surgidas tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho en esas fechas EEUU (Nueva York más en concreto, con sus nuevos mecenas industriales o bancarios) se convierte en el nido de donde surgen estas vanguardias. Hasta entonces los grandes nombres del arte (pintura, escultura, música, quizás menos cine) tenían pasaporte europeo, ahora el relevo lo toman los propios estadounidenses. Se impone la cultura norteamericana, la que seguimos respirando y de la que quizás el icono más conocido sea cualquiera de los cuadros de Andy Warhol, que por cierto es un autor que no me entusiasma pero al que hay que reconocer su valía como pionero de nuevas tendencias artísticas.

En el MOMA mucha extrañeza ante ciertas obras y reconocimiento de otras más notorias. Como no pretendo hacer una lista o estudio del contenido del museo hablaré sólo de aquello que me gustó especialmente.

Y un primer comentario ¿por qué me gusta esto? Hay que admitir que no lo sé. Que podría dar razones explicativas basándome en los estudios de los especialistas, de si me agradan éstas o esas formas, colores o composiciones. De hecho recuerdo que después de acabada la carrera, me apunté a un curso del ICE sobre arte contemporáneo en el que comprobé que si la razón por la que me gustaba el dórico o Mondrian (ahora no tanto) era la misma. Así que no supe qué contestar a las insistentes peticiones de explicación ¿Por qué, por qué te gusta, qué le ves a esto, qué tiene esto que dices que te gusta, y no esto otro que no te gusta tanto? ¡Yo lo veo todo igual, o muy parecido¡

Y en fin, por qué no se hacen esas mismas preguntas en otros niveles: ¿Por qué te gusta ESTA persona, y no la otra? ¿Por qué el rock y no el vals? ¿Por qué fresa y no nata?

Así que un consejo: mirar, mirar mucho, dedicarle algo de tiempo, y esponjar la mente y los ojos. Y no todo es bueno, ni tiene que gustarte (sería raro ¿no?). Vale, el arte abstracto es dífícil, pero el barroco tampoco es tan sencillo y todo el mundo opina. (Sobre arte abstracto una reflexión de Paola L. Fraticola en la recopilación del libro "Movimientos en el Arte desde 1945" por Edward Lucie-Smith)

Para mí el gusto en el arte pasa por la emoción. Ésta puede tener una raiz más intelectual – que me guste aquello que se “cuenta”, o cómo se cuenta, o las propuestas ideológicas que porta la obra -. O puede ser de otro tipo, algo que suele ser de dificil expresión pues no se sustenta en palabras o hechos materialmente comprobables. A veces esta “llamada” es como un golpe, como una visión o revelación: es un flechazo. Entras en una sala y ahí está, no es posible más que la rendición: me gustas. Otras no es tan inmediata. El arte hay que contemplarlo y esto es difícil hoy en día, y sobre todo en exposiciones en las que una entra y sale con demasiada prisa y en ocasiones con poca predisposición, poca “permeabilidad”.

[¿Alguien habrá medido las ondas cerebrales de la gente que mira obras de arte?]



Noche estrellada de Van Gogh

Otras veces como es el caso del MOMA, una va ya a ver algo en concreto, o encuentra paseando por las salas viejos amigos a los que reconoce, un poco más grandes, o pequeños o brillantes o mates.... Es difícil saludarlos pues son tan famosos que están permanentemente rodeados de fans entusiásticos que quieren sobre todo hacerse una foto, o de seguratas o vallas que mantienen a la celebridad lejos de los achuchones. Y una le dice desde lejos: ¡Hola, ya te veo, estás estupendo, qué emoción verte por aquí¡ ¿Te acuerdas de mi? Me has hecho pasar ratos tan buenos...




Gitana dormida - Rousseau

De este modo, pasa como en los conciertos de ciertos artistas o grupos, en los que el público llega ya entregado pues conoce de memoria unas canciones que si se escucharan por prmera vez no causarían tal conmoción.
Ademas una descubre pequeñas o desconocidas maravillas, a veces totalmente ignoradas por el gran público (no es el caso del MOMA claro) y que además son de difícil recuerdo pues la industria gráfica de los ‘souvenirs’ sólo retrata a los grandes (y para peor, están prohibidas las fotos).

Así que últimamente llevo siempre una libreta a los museos (y una cámara, por si la orden de “No photo” es sólo teórica) y luego, bendita internet, me dedico a buscar el curriculum de estos –para mí - desconocidos. Esto da bastante trabajo pero multipica el placer de las visitas, casi siempre cortas para poder apreciar con tranquilidad todo lo que ofrecen los Museos o como se les llame ahora.

Aquí dejo algunas de mis obras o autores descubiertos o preferidos:

Franz Kline









Franz Kline, con esta pintura en rojo tan poco habitual. Me gustaron más sus composiciones en pocos colores. Me recordó mucho a Saura (o es Saura quien se inspira en él?) y a lás caligrafías chinas (o son ambos quienes se inspiran en ellas?)









Hedda Sterne me recordó de lejos las obras de Viola.


Este autor es uno  de esos que alguno pensaría que nos toma el pelo: sus cuadros aparentemente monocromos esconden unos matices no aptos para cualquier ojo, hay que mirar mucho y acercarse otrro tanto - menos mal que aquí se puede, los celadores no son tan celosos como en otros museos - para descubrir secretas vibraciones, tramas geométricas en variaciones de tono casi infinitesimales. Una buena aproximación en el blog "enseñ-arte".











Clifford Still  es uno  de mis preferidos. Aquí la extrañeza ¿de verdad que te gusta? SI¡¡ Me lo llevaría a casa si tuviera dinero y casa para ponerlo, vale, igual es un poco oscuro, vampírico, me decían. Por lo demás tambien me gustan los vampiros...


Y por supuesto mi admirado Rothko, cuyos cuadros parecen ir con banda sonora de algún músico muy contemporáneo, de esos que hacen "ruidos" o más bien sonidos vibrantes no aptos para todos los estómagos.


 
Katt Kollwitz, una artista expresionista con una serie de grabados de la mejor tradición expresionista alemana sobre la guerra, me recordó por  su tratamiento al de Goya en sus Desastres




No podía faltar Boccioni, que aunque menos "moderno" es también uno de mis preferidos. Sobre su obra este enlace del CPR de Calahorra (cuánto trabajan algunos compañeros¡):



Formas unicas de continuidad en el espacio


Una frase muy ilustrativa sobre el autor y su obra: A comienzos del siglo XX fue como si la velocidad y la fuerza inéditas de la maquinaria engendraran una energía social radical.
Un descubrimiento: su faceta como pintor: Dinamismo de un jugador de fútbol.

De estos años fecundos: uno de tantos "ismos": el rayonismo de Natalia Goncharova


Escribo mientras escucho una Sonata en A menor “obsession” de Ysaÿe, 6 sonatas para violín solo,op. 27 interpretadas por Ara Malikian. Reconozco una revisión el Dies Irae, Dies illae, una pieza muy adecuada para terminar con esta autora. El músivco me parecía un japonés de última generación y resulta que es francés, y no tan moderno (entre el XIX y el XX). Decididamente, no sé dónde nos hemos dejado la creatividad en las últimas décadas...




viernes, 12 de noviembre de 2010

CASA BOSCHI-DI STEFANO Y VILLA NECCHI CAMPIGLIO

Dejo para un poco más adelante cuando retorne a mi casa más reflexiones artísticas sobre Nueva York. Mientras y aprovechando que acabo de visitar Milán hablaré sobre un lugar que me cautivado, y que como suele ocurrir en estos casos, ha sido un agradable escubrimiento que me abre horizontes de estilos y personajes de los que no tenía ni idea.

Casa Museo Boschi di Stefano
En esta ciudad - sobra decir que como toda Italia - trufada abundantemente de historia y arte, me propuse ver obras de algún periodo artístico más moderno que los habituales medieval (siempre preferido) o renacentista-barroco, abundantísimo en este país.

Así que tomé nota de mi escueta guía que recomendaba no dejar de visitar la Casa Museo Boschi di Stefano,  una vivienda del matrimonio de este nombre que ha sido mantenida con su decoración original, y que alberga una apretadísima colección de obras pictóricas y escultóricas del periodo de entreguerras italiano, que se me ha revelado francamente apasionante. La casa alberga también obras de autores de los años 50, 60 y 70.

Casa Museo Boschi di Stefano
Casa Museo Boschi di Stefano

Lo más interesante quizás -dada mi incultura casi absoluta de esta fecunda etapa artística - sean los muebles, aparatos de luz y otros objetos de la casa, propia de una familia acomodada de la burguesía de estos años.



Pero la joya de este tipo de casas es sin duda la Villa Necchi Campiglio, con su jardín y su piscina y su casa de tres pisos con sótano y unos 600m cuadrados por planta según nos informa la guía (amabilísima nos hizo una visita en italiano molto piano para los visitantes que éramos todos españoles).





Diseño de Portaluppi
Concebida por el arquitecto Piero Portaluppi - un descubrimiento, me tiene entre sus admiradoras desde que descubrí sus producciones racionalistas, sencillas y originales - fue diseñada en los años 30 del siglo XX para una de las familias más destacadas de la alta burguesía milanesa. A la casa no le falta detalle tanto en lo que se refiere a lo avanzado de sus propuestas -puertas corredras, ventanales limpios, sin marcos, uso de abundante mármol en los baños, todos con su ducha, bañera, inodoro y bidet - como en la elegancia de sus detalles decorativos, tan austeros para el gusto de la época que los propios dueños encargaron a otro arquitecto (Buzzi) que les redecorara algunos de sus espacios con un gusto más "rico", es decir, más neobarroco y cornucópico, dado que en la villa recibían como visitantes incluso a miembros de la nobleza o la realeza europeas. Supongo que era demasiado pedir para estas fechas. Ni qué decir tiene que las habitaciones de Buzzi suenan a "más de lo mismo" mientras que las de Portaluppi sorprenden por la radical modernidad de sus propuestas.


Hall de entrada
Uno de los baños: para vivir en él...


Además estas villas o casas nos asoman a una realidad más "cotidiana" (¡como si una tuviera baños de 30 m2 forrados en mármol de Bérgamo¡), menos museística. Apetece saber más de estas gentes viajeras, refinadas y cultísimas que convivieron (¿en qué terminos?) con una etapa histórica agitadísima (los fascistas y revolucionarios años 30). Son tantas las preguntas que necesitaré días para buscar información.



Comedor "adornado" por Buzzi. ¿Hay o no diferencia?
Fotos en


Por cierto: a pesar de hacer la búsqueda en Italia (google no me propociona más que páginas en este idiona) es escasísima la información que encuentro del amigo Portaluppi.

Tampoco encuentro información sobre sus obras, que sólo en Milán son suficientemente importantes como para que haya podido ver al menos cinco de ellas en los escasos 3 días que he visitado sus calles. El Planetario, una galería comercial, la Villa Necchi Campiglio, un edificio al lado de Porta Venezia... al menos he encontrado alguna colección de fotos de sus edificios.

Y para terminar. ¿Qué hacen unos estupendos capiteles de nido de avispa en el jardín de los Necchi Campiglio? ¿Un recuerdito de sus viajes? La guía no sabe de lo que le hablo, y me espero a que salga para mostrárselos.¿Quizás como estuvieron los españoles en Milán por eso están aquí? Le explico que los capiteles tienen que ser del s. X o como mucho del XI (y aprovecho como siempre para promocionar mi ciudad Zaragoza, y su extraordinario Palacio de la Aljafería). Esta chica sabrá de arte pero de historia cojea: los españoles poseyeron el Milanesado entre fines del XVI y comienzos del XVIII, digamos que el arte musulmán estaba ya demodé.

El oráculo divino se me muestra esquivo: Gogle dice: Aljaferia capiteles+necchi campiglio no prudujo ningún resultado.

jueves, 4 de noviembre de 2010

CENTRAL PARK

Nuestro apartamento estaba situado al lado de Central Park, verdadero pulmón de la City y un lugar maravilloso para pasear, hacer ejercicio, llevar a los niños o montar un picnic.



El parque fue diseñado ya en el siglo XIX por Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux, que más tarde crearon el "Brooklyn's Prospect Park" en el barrio de este nombre, su “Central Park” particular. La ciudad, organizada en 1811 según un plano ortogonal que sólo rompe la avenida Broadway, crecía y se pensó en dejar un espacio “libre” al estilo de Hyde Park, en Londres. Sin embargo el lugar no estaba exactamente vacío, sino ocupado por personas de origen afroamericano, irlandés o alemán: en 1857 unos 1600 fueron desahuciados de pequeños pueblos que se habían ido formando en los alrededores de Nueva York, que por aquel entonces se limitaba a la zona del Lower Manhattan (hoy zona financiera).



El terreno era de muy mala calidad, de hecho Central Park se asienta sobre suelo volcánico y cenagoso. Por ello la tierra que lo constituye actualmente (unos 14.000 m3) tuvo que ser aportada desde Nueva Yersey. Se removieron rocas y tierra para poder plantar los más de cuatro millones de árboles que lo pueblan, con representación de unas 15.000 especies. El parque fue oficialmente terminado en 1873.





El parque está diseñado con mucho estilo: en vez de seguir los presupuestos de los jardines racionalistas franceses, de amplias perspectivas y geométrica disposición, Central Park opta por los senderos de trazados sinuosos, cambios constantes de alturas y estudiada “naturalidad” para la vegetación. Esto proporciona una continua y excitante variedad de vistas, paisajes y ambientes. Rocas antiquísimas y otras transportadas por el hombre se combinan con lagos más o menos artificiales, pequeñas praderas, bosquecillos y edificios de variado uso que en nada desentonan en el conjunto. Multitud de bancos, todos aportados por iniciativa privada, cada uno con su dedicatoria, las más de las veces, muy emotiva: esposos a la memoria de sus parejas, en recuerdo de los felices momentos allí pasados, amigos que recuerdan a algún compañero fallecido, parientes, dueños de mascotas (¡).


Mucha, mucha gente: deportistas o paseantes, gente celebrando alguna Marcha reivindicativa (contra el cáncer de mama, por ejemplo, todos con sus equipos en color rosa), la grabación de una serie de televisión, voluntarios (perdón, más bien voluntarias) de la tercera edad cuidando las plantas, paseantes de perros o niños propios o ajenos (en cuyo caso el niño/a es blanco/a y la paseante no, sobre los perros había más variedad cromática para los paseadores y los paseados).

Ardillas numerosísimas, alimentadas espléndidamente gracias a la estupenda colección de robles americanos (quercus rubra) que posee el parque. Niños de alguna escuela a los que unos guardas uniformados como en la serie del Oso Yogui les explicaban las maravillas de la naturaleza, un silencio y respeto impesionantes por parte de los peques, un sangrante recuerdo al intentar trasponer esa escena a nuestro país.










Quercus rubra, de él se obtiene madera para los toneles donde envejece la mayor parte del vino de calidad




Disfrutamos mucho de él, nos dedicamos a hacer infinidad de fotos y recoger hojas de espectacular color amarillo y rojo, muchas de ellas llegaron a España más o menos enteras y ahora adornan la pared de mi estudio.




Una de las cosas que más me impresionaron del parque fue su "colección" de rocas. En un documental del Canal de Historia me enteré de su antigüedad. Proceden de épocas incluso precámbricas, es decir, anteriores a la era Primaria, el momento en que nuestro planeta se volvió sólido. Si uno se fija en las afloraciones de esquisto, gneis y granito del parque puede hacerse una idea clara de la originalidad de dichas rocas. Tienen un aspecto realmente arcaico, como de borbotón volcánico, de masa recién emergida, olas densas de sinuoso trazado y brillante superficie.



Muchos milenios después, un glaciar situado en lo que hoy es el río Hudson las arañó, estrió y pulió dejándoles marcas reconocibles. Muchas de ellas se fracturaron y “navegaron” impulsadas por el peso lento pero inexorable del glaciar, constituyendo lo que hoy llaman “bloques erráticos” de la llamada Formación Cámbrica Manhattan, conformando una parte esencial del parque, tanto como elemento paisajístico o como fondo de los estanques o partes constitutivas de sus puentes.

Muchas de estas rocas oscuras proceden de los escarpes jurásicos de los Palisades que se sitúan al otro lado el Hudson y que son perfectamente visibles cuando se visitan The Cloisters y el Fort Tryon Park. En los Palisades (antiguas raíces de una cadena montañosa) predominan los esquistos y micas, de superficie brillante. Datan de hace unos 1100 a 190 millones de años.

El río Hudson por su parte, se sitúa por encima del fiordo más meridional de todos los del hemisferio norte. El glaciar que lo formó tenía hasta 1000 m de espesor. Sus morrenas constituyen hoy en día buena parte de Staten Island, pasando el estrecho y llegando a Brooklyn y Queens. Sin ella la mayor parte de Long Island estaría bajo el mar pues su roca madre está muy por debajo del Atlántico. Precisamente la morrena terminal tiene tierras de muy mala calidad, su situación determinó la disposición de zonas verdes y cementerios tanto en Central Park como en los parques de Brooklyn y Queens.

Ha sido difícil hallar información sobre estos asuntos geológicos. Casi todas las páginas están en inglés y dado el carácter especifico del asunto que tratan, son de difícil traducción (no hablemos ya si optas por "traducir página", es aún más incomprensible). Sin embargo un trabajo colgado en pdf de Ángel Martínez  García-Posada, arquitecto y profesor asociado de la Escuela técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, titulado Las cualidades del vacío de Central Park (no asustarse por el título, lo cierto es que hace unas reflexiones ciertamente interesantes) viene abundante información sobre la historia del parque, las ideas urbanísticas que lo impulsaron, así como imágenes de una época donde se ve a Nueva York aún sin cuajar.

Encontrarte en el corazón de la isla central de la ciudad principal del país más poderoso del planeta, pisando las rocas más antiguas que yo jamás había visto me ha parecido un contraste fascinante, una experiencia que ponía en conexión el momento más remoto de la historia con el presente más innovador.