miércoles, 29 de septiembre de 2010

TODO ESTÁ EN LOS LIBROS

¿Alguien recuerda esa estupenda canción de Vainica doble -creo - que servía de sintonía a un programa sobre literatura? Hoy mi entrada es mínima pero como los blogs son "diarios", vengo a contar que hoy, 29 de septiembre, día de la huelga general, he rellenado mi nueva estantería "Billy" que me montaron ayer mismo. Organizo así la última de mis habitaciones, tras pintar, reordenar, tirar, pensar, decidir... qué hacía con el espacio: por fin un poco de paz. He rescatado de armarios muy profundos libros que había olvidado. Libros que fueron como ladrillos en mi vida, cada uno constituyó un elemento fundacional de quien soy ahora. Y sí, todo, todo, está en estos libros.

Los he encontrado viejos, usados y algo estropeados. Alguno se me ha quebrado entre los dedos - como ancianos con los huesos muy débiles - y he tenido que ponerles una férula de cinta de embalar transparente. Como estoy mentalizada para tirar cuanto pueda he tenido un impulso de desecharlos - de cualquiera de ellos podría comprar ejemplares más fuertes, más bonitos - o incluso de volver a sepultarlos en estantes más o menos inaccesibles. Pero no he podido. He decidido homenajearlos como se merecen. Los he colocado en un puesto de honor, bien a la vista.


He recuperado algún libro de Los Cinco (de Enid Blyton, hace décadas de los pocos autores de libro juvenil existente en España), otro de Guillermo (más de lo mismo), mis primeros libros de la Colección Austral, o de la Colección Reno (baratillos, al alcance de los estudiantes) que me han devuelto a Machado, Platón o Buero Vallejo. Superviviente de muchos traslados he encontrado uno de la Colección Salvat RTV, que vendían por 5 duros y que fue una de las primeras iniciativas de divulgación cultural de aquella España en blanco y negro del tardofranquismo. Hasta su diseño era un poco años 60, geométrico, en tonos naranja y amarillo. Estaban tan mal encuadernados que podrían haber figurado en una película de espías de las de entonces: "Este libro se autodestruirá conforme se vaya leyendo".

Algo después, los de Alianza, Libro de bolsillo, de mejor calidad y que todavía resisten con mucha dignidad. Creo que el primero fue El árbol de la ciencia, de Baroja, que leí en COU y que me impresionó mucho por ser de mis primeras lecturas "adultas". Y después, Miguel Hernández, Pedro Salinas, Jorge Guillén. Poesía ha habido poca en mis estanterías pero a los 18 años es de obligada lectura o cántico, pues era la época de los cantautores. Gracias a ellos me aficioné - bien poco, me temo - a esta modalidad literaria. También he encontrado alguna de mis tempranas aficiones: Romanceros, Libros de Caballerías...

Mirando el conjunto con ojos críticos, el  muestrario de títulos es ciertamente modesto. Al principio no hay grandes obras, ni siquiera buena literatura. Pero aquí están los cimientos de mi pasión por la lectura. Parecen unos ladrillos muy humildes, pero sobre ellos se ha levantado el edificio de mi actual biblioteca.

2 comentarios:

  1. Sirena, te veo un poco desdeñosa con los libros que, probablemente, se han leído con más entusiasmo.

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  2. No es eso, es que e sorprende ver que mi afición naciera de tan humildes inicios.

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