domingo, 29 de agosto de 2010

DAVID'S FLAT Y CARAVAGGIO




Son las 12 de una noche muy calurosa. Hace poco que me he dado una deliciosa ducha de agua fría – realmente fría, no lo que sale por las tuberías zaragozanas – en un baño diminuto que compartiré con otros huéspedes alojados en este lugar. Tal y como me esperaba tras leer los comentarios de los anteriores usuarios, la limpieza del lugar deja que desear. Me me traído unas chanclas y he procurado tocar lo menos posible a mi alrededor. He de decir que, ya que venía más que prevenida, nada me ha sorprendido. Incluso lo había imaginado aún peor: el baño, aparte de pequeño y ya sucio por haber sido usado, es nuevo y no tiene aspecto cutre.


Un joven muy amable me ha llamado esta mañana a España para que le confirmara la hora de mi llegada. Le he llamado con el móvil en cuanto he llegado a la Estación Termini. Tenía la esperanza de que me dijera “De acuerdo, paso a buscarte¡” Pero no. Me ha dicho “¿Sabes cómo llegar? Está muy cerca¡” y como soy tan, tan autónoma y tan de la liga antitaxis, me he recorrido los 12 minutos que me separaban del hostal con mi maletita de ruedas por un adoquinado incomodísimo, lo que me ha dado una buena excusa para ir un buen rato lo más afuera de las aceras por si me acorralaba contra la parded ese “lumpentermininesco” que esperaba encontrar. Pero no ha pasado nada.


Llegada al hostal, una mirada a los timbres me confirma las sospechas. David’s Flat está señalado con una pegatina descolorida que no augura buenas expectativas. Aparece el joven mencionado y me introduce hasta el fondo de un “condominio” o patio de vecinos donde está claro que los del primer patio tienen mejor posición que los del segundo, que es al que yo voy. Muy gentilmente me pide la maleta con un argumento machista (Yo soy un hombre¡¡ Afirma) que no discuto dada la hora, el calor y los pisos que me temo esperan. Serán 5. 105 escalones. Con una parada en el 3º para hacerme rellenar unos papeles y pedirme el pago por adelantado tan hábilmente que (dada la hora, la situación y las pocas alternativas) no veo otra opción que satisfacer.

Me acompaña a la habitación, me la abre, me desea buenas noches y escapa antes de que yo pueda ver realmente dónde me he alojado.

Así son las aventuras de los viajes. Si todo es perfecto ¿qué cuentas a la vuelta? He decidido adornar el lugar con mucho humor y cierta dosis de literatura. Se puede decir que la habitación es muy simple, se diría, franciscana. Consta de:
-         Un suelo (menos mal), de cemento.Tiene la ventaja de que no se notan los posibles restos de basura o polvo que pueda contener o que yo pueda arrojar. Hay que decir que no parece sucio pero no pienso iniciar una investigación al respecto.
-         Un techo altísimo
-         Un armario con UNA percha
-         Una cama con colchón y almohada sobre la que están las sábanas que han de cubrirme los próximos días.
-         Una (única) toalla (me he traído otra).
-         El aire acondicionado que anunciaba la página web se ha transmutado en un ventilador que, al menos, funciona.

Opus signinum romano

Suelo de David's Flat ¿no es sorprendente¡¡?


Me recuerda algunos albergues del Camino de Santiago, los más escasos en servicios. Es bueno por tanto tener experiencia en este tipo de trances y no dejarse desanimar. Sólo echo en falta una silla para poder apoyar ropa, la toalla, la maleta.

Así que tomo posesión del lugar como si me hubiera venido a la celda de un monasterio regentado por una orden muy, muy austera y rigurosa. De ésas que realmente seguían el mandato de pobreza que señaló Jesús. Las mismas para las que trabajará Borromini, dando soluciones tan dignas, económicas y novedosas como la labor que hacían los Trinitarios Descalzos y otros entre las capas más desventuradas de Roma.

Un joven tose insistentemente dos habitaciones más allá de la mía. Veo por el patio que tiene la luz encendida. Debe estar enfermo, no puede dormir. Quizás no esté en Roma, sino en Porto Ercole. Michelangelo Merisi, al que llaman Caravaggio, está esperando para embarcar de nuevo a Roma, después de ser perdonado por un asesinato. Ha llevado una existencia arriesgada, intensa y errática. En su azarosa vida se han mezclado los ambientes más cultivados y los de más baja ralea. Ha conocido a las mentes más instruidas y los espíritus más nobles, los que supieron ver bajo las extrañas propuestas estéticas de este artista marginal y violento un profundo humanismo, el que surge en los ambientes más viles como aparece la luz de sus cuadros: poderosa y repentina, ineludible como la salvación que ya no se espera.



Caravaggio ya no regresará a Roma. Morirá de fiebres en algún lugar de la costa, probablemente solo. Los tafures que jugaban con él a las cartas en las terrazas cercanas a la Estación Termini conocerán la noticia de su muerte algunos días después. No se tiene constancia de que lamentaran su ausencia.

Ahora comprendo que mi error no ha sido tal. He venido a alojarme en el lugar adecuado, uno que estaría a la altura - salvando las distancias - de los que frecuentaría un Caravaggio huyendo de las autoridades. Si mañana voy a sumergirme en la Roma barroca, refinada y poderosa de los papas y cardenales, nada mejor que este lugar para comprender que a su lado existía otra realidad, humilde, violenta o desdichada, la que sólo asoma a la posteridad por decisión de algunos artistas. 

  

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