sábado, 14 de agosto de 2010

TARJETAS QUE DESVÍAN GOLPES

Como me estoy leyendo las Actas de la Semana de Estudios Medievales de Nájera dedicado a La guerra en la Edad Media , me he puesto a buscar algunas cosas sobre tarjas, tarjetas, y armas "blancas".



Primero: es sorprendente (o quizás no) la cantidad de páginas que en la web se ocupan de armas o directamente te las venden. Las medievales que son para mí las únicas interesantes, aparecen en una página con una información muy correcta e imágenes que a veces son de difícil búsqueda.






Comencé buscando las tarjas, de las que se dice que
"Tarja viene del francés targe ("rodela") pero se remonta al indoeuropeo dergh (agarrar) que está en el origen de dracma, adarme, tarja y tarjeta, según Robert y Pastor (Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española)." Como suele ocurrir en muchas palabras de las que busco su origen, terminamos en el sánscrito o en el indoeuropeo (y a veces en el árabe).

La tarja era una pieza de la armadura medieval que se colocaba a la altura de las axilas. En un principio se colocó porque había que sujetar (con el brazo derecho) la larga y pesada lanza de los torneos: la tarja poseía una escotadura donde se fijaba esta lanza. Así pues iría al lado derecho. Pero otras informaciones la hacen aparecer sobre la axila izquierda, previsiblemente para que parara el golpe de la lanza contraria. No he encontrado más imagen de la tarja que ésta del Museo Lázaro Galdiano (sólo me aparecen "rodelas", que son su versión posterior ya redonda), creo que es la misma que vi por primera vez en la exposición celebrada en la Aljafería de Zaragoza sobre "Ferdinandus Rex Hispaniarum".







En esta otra foto que pongo - tomada de http://www.aceros-de-hispania.com - se aprecia que está a la derecha de la armadura, aunque el autor la llama ristre (lanza en ristre).



La tarja se adornó pronto con las insignias propias del caballero que la portaba, derivando esta palabra en nuestra "tarjeta", que es como nuestro "escudo de armas" para entregar cuando vamos de visita. También los "target" ingleses derivan de ella. La palabra ha vivido a lo largo de los siglos diversas acepciones, curiosas de seguir porque algunas tienen lugar en Iberoamérica: más arriba he puesto un enlace donde hablan de estas peregrinas transformaciones.

Una muy concreta se refiere a que las tarjas eran palos donde se hacían muescas para llevar algún tipo de contabilidad, o donde se anotaban las consumiciones de los clientes de las tabernas (escribiendo en dos tablillas, que luego se cotejaban para saber si la cuenta era correcta). Con este sentido de "muesca" o escotadura creo que podría deducirse la acepción de la pieza de la armadura de la que hablé al principio y que en los diccionarios nunca aparece como la primera.

La palabra tendría pues un origen bien plebeyo, cosa que me llena de alegría pues estos caballeros tan enlatados me gustan preferenemente cuando aparecen en las novelas artúricas. La evolución del armamento del caballero -ya de por sí caro - llegó a suponer elevadísimos desembolsos que naturalmente pagaron los campesinos pecheros (los que pagaban rentas a sus señores).

El equipo militar era costosísimo y explica la división social de estos siglos. Teniendo en cuenta que las rentas medias de un caballero eran unas 40 libras, un caballo podía costar entre 5 y 30 libras, habiéndolos de 100 e incluso de 600. Una cota de malla valía las rentas de una aldea. Para hacer una espada se necesitaban unas 200 horas.


(Calculémoslo con precio de "gremio" actual¡)




Es un muy ligero consuelo pensar que para nombrar esta pieza de su armadura, tuvieron que echar mano de las tablillas que usaban los vllanos para anotar sus ventas.


Así  la tarja pasó de la carnicería a los torneos sin mucha transición. Que viene a ser como la transmutación del bacín del barbero en yelmo de Mambrino en la mente de don Quijote.

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