sábado, 4 de diciembre de 2010

MUSEO MOMA EN NUEVA YORK

Estuvimos en el MOMA el primer día de visita, aprovechando que la entrada era gratuita por la tarde (16 a 20 h). La fila estaba ordenadísima y vigilada (se agradece) y aprovisionada por pastelitos nada saludables ni equilibrados de la tienda de al lado que estaba de promoción (nos los comimos todos, of course) lo que entretuvo la espera que fue más breve de lo que se temía.


El MOMA pasa por ser el Museo más moderno - eso significa su nombre - de Nueva York, y por ello, del mundo. A lo largo del siglo XX las vanguardias artísticas y los vanguardistas se mudaron de la vieja y destruida Europa - léase París o Londres - a EEUU, huyendo de la persecución de los fascismos o del stalinismo o buscando clientela más adinerada o culta, es decir, más dispuesta a acoger las nuevas tendencias artísticas surgidas tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho en esas fechas EEUU (Nueva York más en concreto, con sus nuevos mecenas industriales o bancarios) se convierte en el nido de donde surgen estas vanguardias. Hasta entonces los grandes nombres del arte (pintura, escultura, música, quizás menos cine) tenían pasaporte europeo, ahora el relevo lo toman los propios estadounidenses. Se impone la cultura norteamericana, la que seguimos respirando y de la que quizás el icono más conocido sea cualquiera de los cuadros de Andy Warhol, que por cierto es un autor que no me entusiasma pero al que hay que reconocer su valía como pionero de nuevas tendencias artísticas.

En el MOMA mucha extrañeza ante ciertas obras y reconocimiento de otras más notorias. Como no pretendo hacer una lista o estudio del contenido del museo hablaré sólo de aquello que me gustó especialmente.

Y un primer comentario ¿por qué me gusta esto? Hay que admitir que no lo sé. Que podría dar razones explicativas basándome en los estudios de los especialistas, de si me agradan éstas o esas formas, colores o composiciones. De hecho recuerdo que después de acabada la carrera, me apunté a un curso del ICE sobre arte contemporáneo en el que comprobé que si la razón por la que me gustaba el dórico o Mondrian (ahora no tanto) era la misma. Así que no supe qué contestar a las insistentes peticiones de explicación ¿Por qué, por qué te gusta, qué le ves a esto, qué tiene esto que dices que te gusta, y no esto otro que no te gusta tanto? ¡Yo lo veo todo igual, o muy parecido¡

Y en fin, por qué no se hacen esas mismas preguntas en otros niveles: ¿Por qué te gusta ESTA persona, y no la otra? ¿Por qué el rock y no el vals? ¿Por qué fresa y no nata?

Así que un consejo: mirar, mirar mucho, dedicarle algo de tiempo, y esponjar la mente y los ojos. Y no todo es bueno, ni tiene que gustarte (sería raro ¿no?). Vale, el arte abstracto es dífícil, pero el barroco tampoco es tan sencillo y todo el mundo opina. (Sobre arte abstracto una reflexión de Paola L. Fraticola en la recopilación del libro "Movimientos en el Arte desde 1945" por Edward Lucie-Smith)

Para mí el gusto en el arte pasa por la emoción. Ésta puede tener una raiz más intelectual – que me guste aquello que se “cuenta”, o cómo se cuenta, o las propuestas ideológicas que porta la obra -. O puede ser de otro tipo, algo que suele ser de dificil expresión pues no se sustenta en palabras o hechos materialmente comprobables. A veces esta “llamada” es como un golpe, como una visión o revelación: es un flechazo. Entras en una sala y ahí está, no es posible más que la rendición: me gustas. Otras no es tan inmediata. El arte hay que contemplarlo y esto es difícil hoy en día, y sobre todo en exposiciones en las que una entra y sale con demasiada prisa y en ocasiones con poca predisposición, poca “permeabilidad”.

[¿Alguien habrá medido las ondas cerebrales de la gente que mira obras de arte?]



Noche estrellada de Van Gogh

Otras veces como es el caso del MOMA, una va ya a ver algo en concreto, o encuentra paseando por las salas viejos amigos a los que reconoce, un poco más grandes, o pequeños o brillantes o mates.... Es difícil saludarlos pues son tan famosos que están permanentemente rodeados de fans entusiásticos que quieren sobre todo hacerse una foto, o de seguratas o vallas que mantienen a la celebridad lejos de los achuchones. Y una le dice desde lejos: ¡Hola, ya te veo, estás estupendo, qué emoción verte por aquí¡ ¿Te acuerdas de mi? Me has hecho pasar ratos tan buenos...




Gitana dormida - Rousseau

De este modo, pasa como en los conciertos de ciertos artistas o grupos, en los que el público llega ya entregado pues conoce de memoria unas canciones que si se escucharan por prmera vez no causarían tal conmoción.
Ademas una descubre pequeñas o desconocidas maravillas, a veces totalmente ignoradas por el gran público (no es el caso del MOMA claro) y que además son de difícil recuerdo pues la industria gráfica de los ‘souvenirs’ sólo retrata a los grandes (y para peor, están prohibidas las fotos).

Así que últimamente llevo siempre una libreta a los museos (y una cámara, por si la orden de “No photo” es sólo teórica) y luego, bendita internet, me dedico a buscar el curriculum de estos –para mí - desconocidos. Esto da bastante trabajo pero multipica el placer de las visitas, casi siempre cortas para poder apreciar con tranquilidad todo lo que ofrecen los Museos o como se les llame ahora.

Aquí dejo algunas de mis obras o autores descubiertos o preferidos:

Franz Kline









Franz Kline, con esta pintura en rojo tan poco habitual. Me gustaron más sus composiciones en pocos colores. Me recordó mucho a Saura (o es Saura quien se inspira en él?) y a lás caligrafías chinas (o son ambos quienes se inspiran en ellas?)









Hedda Sterne me recordó de lejos las obras de Viola.


Este autor es uno  de esos que alguno pensaría que nos toma el pelo: sus cuadros aparentemente monocromos esconden unos matices no aptos para cualquier ojo, hay que mirar mucho y acercarse otrro tanto - menos mal que aquí se puede, los celadores no son tan celosos como en otros museos - para descubrir secretas vibraciones, tramas geométricas en variaciones de tono casi infinitesimales. Una buena aproximación en el blog "enseñ-arte".











Clifford Still  es uno  de mis preferidos. Aquí la extrañeza ¿de verdad que te gusta? SI¡¡ Me lo llevaría a casa si tuviera dinero y casa para ponerlo, vale, igual es un poco oscuro, vampírico, me decían. Por lo demás tambien me gustan los vampiros...


Y por supuesto mi admirado Rothko, cuyos cuadros parecen ir con banda sonora de algún músico muy contemporáneo, de esos que hacen "ruidos" o más bien sonidos vibrantes no aptos para todos los estómagos.


 
Katt Kollwitz, una artista expresionista con una serie de grabados de la mejor tradición expresionista alemana sobre la guerra, me recordó por  su tratamiento al de Goya en sus Desastres




No podía faltar Boccioni, que aunque menos "moderno" es también uno de mis preferidos. Sobre su obra este enlace del CPR de Calahorra (cuánto trabajan algunos compañeros¡):



Formas unicas de continuidad en el espacio


Una frase muy ilustrativa sobre el autor y su obra: A comienzos del siglo XX fue como si la velocidad y la fuerza inéditas de la maquinaria engendraran una energía social radical.
Un descubrimiento: su faceta como pintor: Dinamismo de un jugador de fútbol.

De estos años fecundos: uno de tantos "ismos": el rayonismo de Natalia Goncharova


Escribo mientras escucho una Sonata en A menor “obsession” de Ysaÿe, 6 sonatas para violín solo,op. 27 interpretadas por Ara Malikian. Reconozco una revisión el Dies Irae, Dies illae, una pieza muy adecuada para terminar con esta autora. El músivco me parecía un japonés de última generación y resulta que es francés, y no tan moderno (entre el XIX y el XX). Decididamente, no sé dónde nos hemos dejado la creatividad en las últimas décadas...




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