sábado, 4 de diciembre de 2010

LA NAVARRA EN EL MUSEO DE LOS CLAUSTROS

Tú eres navarra, le dije nada más verla. Ella callaba y al principio pensé que era porque estaba hecha de madera policromada. Me acerqué a comprobarlo: Virgen con Niño. Procedencia: Navarra, sin más detalles.
Ella suspiró un poco, sin despegar apenas sus labios, curvados en una sonrisa entre tranquila y melancólica.
- ¿Y qué haces en este museo? - le pregunté, algo apenada.
- Pues aquí me estoy, contestó.
El Niño me miraba con atención, mientras me bendecía.
- ¿Cómo has llegado hasta aquí?
- Me compraron hace ya muchos años. Un señor extranjero abrió la puerta de la iglesia donde vivía y me miró como hacía siglos que nadie me miraba. Los del pueblo, ya se sabe, yo era un elemento más del paisaje, me rezaban sin más y organizaban romerías en las que ellos iban a lo suyo, a mí me hacían poco caso. Pero luego el pueblo menguó, la gente se fue y me quedé sola, aislada y a oscuras. Casi me alegré de que llegara ese hombre. Me trataron con mucho cuidado, me bajaron del altar y me envolvieron en muchas cajas. Cuando llegué me limpiaron, me curaron la carcoma... todo muy bien.
Se removió en el asiento todo lo que le permitía su hieratismo.
- Aquí me aprecian, viene mucho público a verme - explicó -. Además estamos muchos como yo, ya te habrás dado cuenta. Estos americanos se han traído cuanto han podido o les han dejado...

Camello de San Baudelio de Berlanga

Portada de S.Vicente Mártir de Frías

Y me señaló sin moverse otras obras también llegadas desde nuestro país.

- Pienso que he tenido suerte, si llego a quedarme en las montañas no sé que habría sido de mi y de mi Hijo.

Pero lo dice con una enorme tristeza.

- Lo que más echo en falta es el olor de los prados en primavera. Las mujeres salían a segar, se arremangaban y cantaban canciones, yo las oía. A veces, de vuelta a su casa pasaban a verme un momento, arreboladas. Me decían: ya hemos recogido el heno. Luego se iban a festejar con los muchachos, o a hacer la cena a sus hijos.

Quise decirle: ahora las cosas son diferentes, te habríamos restaurado la iglesia y no se te habrían llevado tan fácilmente. Pero echo una mirada en derredor y me callo, avergonzada de que alguien haya podido permitir tanto expolio.

El Museo de los Claustros, ubicado en una falsa abadía entre románica y gótica, contiene una colección de arte medieval procedente sobre todo de España, Francia y Alemania. En el Metropolitan, museo del que depende, hay también una abundante muestra de arte hispano.


El Evangeliario de la Reina Felicia, procedente de Santa Cruz de la Serós me mira desde su urna de cristal. Ganas me dan de robarlo.
Una colección de imágenes del Museo de Renzo Diogini.

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