domingo, 11 de diciembre de 2011

DESDE LA MARCA SUPERIOR (Tagr al-A`la)

Acabo de enviar un comentario larguísimo (para ser en la red) a un profesor que había colgado una presentación sobre arte islámico y ponía que la Aljafería era de periodo almohade. Del siglo XIII, recalcaba ¡¡qué horror/error¡¡). He firmado como profesora en la Marca Superior, y al intentar pronunciarlo en voz alta con su hamza me he quedado pasmada pues he conseguido decirlo con gran fidelidad. Recuerdo mis clases de árabe con horror (también: con error) y cómo era totalmente incapaz de pronunciar esa "oclusión" sonora que queda entre el jìpío flamenco y el gorgojo (con perdón).  Debe ser que hoy mi garganta, que amenzaza nuevas afonías, estaba suficientemente desestructurada.

Pasando a mi interés: estoy preparando el arte islámico para clase de 2º de Bachillerato, y leyendo el preciso y apasionado texto del libro de la editorial ECIR (entre cuyos autores está mi antiguo compañero Ignacio Martínez Buenaga apuesto a que es suyo ESE texto) he recordado una excursión que hicimos hace décadas a ver arte mudéjar con nuestro profesor Gonzalo Borras. Creo que fue ante la iglesia de Tobed cuando, más que a explicar, se puso a meditar o poetizar acerca de la función especular de la decoración islámica, de la desmaterialización del muro, y por supuesto, del paroxismo decorativo.



Era la caída de la tarde, una luz entre rosada y oro convertía los ladrillos de la iglesia en piezas de rica fábrica. Brillaban los azulejos como joyas dispuestas en complicada aunque precisa tracería.

Y en medio de las casitas humildes y el paisaje siempre austero de nuestra tierra, la iglesia comenzó a disolverse al conjuro de la voz de nuestro profesor. Espejearon las baldosas, los muros se volvieron ingrávidos y flotaron por un momento como en un ensueño.
 
Todos nos quedamos un tanto sobrecogidos por semejante arranque emocional. Y como éramos muy jóvenes y bastante pazguatos, no se nos ocurrió mejor manera de resolver la tensión que empezar a aplaudir. Eso, o romper a llorar.
 
Y no hubo más, ni menos. Y aunque también nos los leímos, no fueron los sesudos ensayos sobre arte los que nos permitieron alcanzar a comprender, a sentir, el arte mudéjar, sino esta experiencia difícil de plasmar en palabras. Muchas veces, el arte tiene esa cualidad de "visión", de revelación instantánea.
 
¿Y cómo podría transmitir todo esto a mis alumnos? No tengo tanta habilidad, ni tanto valor.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

DE NUEVO CARAVAGGIO

Me estoy leyendo una novelita de Andrea Camilleri sobre Caravaggio (El color del sol), a vueltas con internet - que cuando funciona es una maravilla - y con la potente y extraña Jocelyn Pook.


Otro cuadro de Caravaggio para pensárselo un ratico:

Archivo:Michelangelo Caravaggio 021.jpg


En el libro citado cuentan - novelando - en qué circunstancias pintó Caravaggio el cuadro, refugiado en la Casa de la Orden de Malta intentando librarse de una condena por haber asesinado a un hombre.  El autor firma el cuadro con la sangre el Bautista. Es impresionante la sensación de desnuda veracidad de la ejecución: como suele ocurrir, el verdugo sabe muy bien lo que hace y San Juan se desangra, exangüe, sobre el suelo del patio sin más alharacas. Aquí la única espantada de la escena es la vieja (al revés que en otros cuadros).


Una de las obras que más me han gustado de este autor fue La cena de Emaús. Las reproducciones, aunque buenas, desmerecen siempre. Hay que ir a la National Gallery de Londres a verlo. Aprovechad antes de que nos recorten las alas y supriman vuelos.

Archivo:Caravaggio.emmaus.750pix.jpg



Más y más fascinación por este autor, ahora averiguo que hay una película del mismo título de un cineasta del que no tenía idea: Derek Jarman (1942-1994). Hijo de un oficial de la RAF y una india, se contagió del VIH en los 80. Homosexual militante, admitió públicamente portar el virus, una de cuyas complicaciones le llevará a la tumba finalmente. Otro raro, como el amigo Michelangelo (Merisi). No hay sino decir que su primera película fue íntegramente grabada en latin.





Archivo:Prospect Cottage, Dungeness.jpg


Os dejo una foto de la casa en la que se refugió -entre nórdica y zen - con su austero jardín de piedras.

martes, 6 de diciembre de 2011

ANTONIO LÓPEZ

Una entrada para contar que estuve el domingo en Bilbao - un día magnífico - para ver dos exposiciones: la de Antonio López que no pude ver en Madrid y otra en el Guggenheim de Richard Serra y Brancusi.

Sobre la primera diré que aunque ya "conocía" al autor, me ha dejado sorprendida y fascinada. La exposición está a mi parecer muy bien planteada, pues expresa muy bien cómo ha ido evolucionando el estilo de este autor, cómo ha creado un universo propio que aparentemente es sencillo, real (le han etiquetado como hiperrealista) y cercano. Se ve claramente que parte de un planteamiento radicalmente "simple", pero esto de la simplicidad es algo muy difícil de alcanzar. En las diversas "versiones" del tema del membrillero, la primera es la más detallista, la más carnosa y fotográfica, y a partir de allí inicia un camino de años de, digamos, despojamiento, sintetización. Hasta que los últimos dibujos (mejor el dibujo que la pintura para esto de la simplicidad) consisten en atisbos de líneas que más que reflejar, sugieren - eso sí, con una precisión, una fidelidad impactante - las ramas, las hojas, los frutos del membrillero. No me extraña que al autor le maravillara también la capacidad de síntesis de los pintores pompeyanos, él teminó caminando en la misma dirección, salvando los siglos.

Membrillero en sus comienzos

Membrillero. Mi favorito



De las últimas versiones


Antonio López es de Tomelloso, cosa que lleva a gala y que según él explica algo de su universo pictórico, un lugar sin el peso de la historia donde lo real alcanza categoría de propuesta vital: trabajo honrado, vida cotidiana, importancia del universo familiar. Con esto, nada de zarandajas y búsquedas simbólicas o temas rebuscados. Sus retratos de familiares tienen la contundente presencia de los grupos escultóricos romanos. Si alguien no demasiado zote ha visto estos retratos clásicos, sabe que podría estar mirándolos sin pausa durante horas. Aparentemente, tan simples ¿no? Me emocionó el que les hizo a sus padres, este cuadro es como los de Goya en el sentido de que los representados están - como se suele decir - "retratados". No hay que explicar mucho más de ellos, el cuadro habla por sí solo.

ANTONIO LÓPEZ
Retrato de sus padres
Y respecto a sus cuadros sobre Madrid, lo que más me sorprendió fue que yo pensaba que eran representaciones muy detallistas de la ciudad, pero aunque cuando las contemplas desde cierta distancia así te lo parecen, luego al acercarte resulta que son tan pictóricas como cualquier otro cuadro. Además es muy curiosa su pretensión de plasmar la visión ocular (ovoidal, y no lineal renacentista), lo que lleva a aparentes distorsiones del espacio que en realidad y dado el tamaño de las obras y lo que representan, terminan siendo mucho más realistas que una perspectiva piramidal clásica.


Gran Vía con perspectiva renacentista


Gran Vía con visión ocular

Antonio López nunca da por terminado un cuadro, pinta con pasión atenta un tema - un bodegón, una persona - durante un tiempo y da por concluida la obra pero luego suele volver a retomarlo. Este modo de trabajar provocaba en su hogar situaciones que a mí me parecen muy molestas -y que su familia hubo de aprender a soportar - como que dejaba una mesa preparada para una cena sin retirar durante meses pues nunca sabía cuándo había de volver sobre el cuadro (su hija nos cuenta cómo enmohecían los alimentos entretanto). A Antonio López le gusta este paso del tiempo sobre los objetos, de hecho él intenta incorporar esta temporalidad a su obra. Calles, terrazas pintadas hace años se "renuevan" en una obra posterior e incorporan los desconchones del tiempo como un integrante más del cuadro. De hecho y puesto que nunca llega a poder pintar las personas que planeaba en tales escenarios - algunos ya muertos - es el propio paso del tiempo el que se convierte en extraño protagonista, "paisajes"  algo desolados, silenciosos, abandonados.



Terraza de Lucio


Finalmente - y por faltarme tiempo, que no ganas ni interés - me gustaría dejar unos apuntes sobre la aparente intrascendencia de algunos de sus temas. Hay una "serie" increíble sobre su estudio, un destartalado sótano pintado una y otra vez. El comentario general era que cualquiera podía haber hecho un cuadro de alguno de los pisos "de estudiantes" donde hemos vivido en alguna ocasión. El caso es que no lo hemos hecho, y no creo que hubiéramos podido pintar con semejante detallismo y dignidad - las baldositas hexagonales del suelo ¡un poema¡ -  tal cúmulo de basura, desorden y dejadez. Al parecer un día la "tata" quiso limpiar tal despropósito, y luego el pintor y sus familiares volvieron a dejar todo "en su sitio". Esto resulta muy cómico pero no lo cuento como ejemplo de extravagancia artística, sino para ilustrar su forma de trabajo y su amor por los ambientes radicalmente cotidianos.




viernes, 21 de octubre de 2011

SE ACABÓ (¿DE VERDAD?)

A pesar de que se esperaban me ha dejado sorprendida el anuncio de ETA de dejar las armas. Me ha dejado sorprendida y, curiosamente, fría. Yo pensaba ¿llegaremos a ver el final de esta barbarie? y me respondía que no podía ser que durara ya mucho, pero ese mismo razonamiento llevábamos diciéndolo hacía ya tantos años, tantas décadas.... que ahora que por fin ha sucedido, no sé, ni siquiera me he alegrado todo lo que podría.

Y es para alegrarse porque ETA se ha consumido, ha sido derrotada, y de manera democrática. No ha habido que enviar al ejército a Euskadi - solución reclamada en las barras de los bares de todo el país (de casi todo el país) -ni reimplantar la pena de muerte. Ya podía haberse dado por vencida cuando millones de personas salimos hace ya ¡14 años¡ a pedir BASTA YA, pero entonces la banda terrorista aún tenía mucho que ganar, y la paz no habría sido sin compensaciones.

Así ayer estábamos todos como que ¡qué bien¡ pero ¡qué tarde¡. ¿Cuántos muertos, cuantos heridos, cuántos acogotados, cuántas familias destruidas? ¿Cuánto dinero del estado (mi dinero) para pagar guardaespaldas, subvenciones para que los empresarios no huyeran de Euskadi, para pagar más a los profesores que daban clase allí ? (mirando cada día a ver qué decían si se dedican a lo mio, supongo).


Todos tenemos minihistorias (y gracias a que sean minis) sobre ETA. Las sirenas de las ambulancias pasando por delante de mi casa, una tras otra cuando el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, poniendo la radio para enterarme de la noticia y llamando a continuación - y sin éxito- a mi amiga Toñi, que cogía el autobús para ir a trabajar justo al lado. La incredulidad de que el incendio del Hotel Corona pudiera ser obra de un atentado, entonces parecía que ETA sólo mataba de uno en uno y a personajes importantes del Ejército o la Guardia Civil. El espanto de llegar un día a comer a casa, poner la tele y ver (¡eso es en España?) a Irene Villa (12 años) en medio de la destrucción, ensangrentada y sentada sobre los muñones de sus piernas, arrancadas de cuajo por la explosión....

Así que la alegría está más que empañada. Además, no he visto ni un signo de arrepentimiento, ni un asomo de perdón. Ahora piden "valentía" para entrar a dialogar. ¡Qué cara¡ Ahora que han perdido, jugarán con el miedo que aún inspiran. Espero que estemos a la altura de las circunstancias, los ciudadanos y los políticos. Las declaraciones de ayer, y los gestos, ejemplares.

Hoy hemos comentado un poco en clase, pero a los chicos de 14 años ETA ya es un recuerdo algo difuso, afortunadamente. Lleban dos nños de tranquilidad, y durante su infancia fueron pocos los atentados sangrientos. No saben lo que fueron los años de plomo. A ver si algún día tengo que explicar, incrédula de que no lo sepan, qué cosa era la ETA.

sábado, 24 de septiembre de 2011

HORMIGAS CRUJIENTES

Y allí será el llanto, y el crujir de dientes...
¡Qué frase más expresiva¡ ¿Por qué me viene esto a la mente? Pura divagación que no quiero dejar pasar como tantíiiisimas otras.
Primero: compré patatas fritas y he descubierto que soy patatoadicta. Como rezaba un famoso slogan: prueba una y no quedará ninguna... ¿Por qué nos gustan tanto las patatas fritas? Yo creo que además de su sabor es porque son crujientes. Es más, creo que el gusto por las comidas crujientes es universal e intemporal. Ya sé que no habrá estudios ni bibliografía al respecto pero estoy convencida de que a la humanidad siempre nos ha gustado la comida crujiente. ¿Y por qué? Y una se remontaremontaremonta en la memoria atávica y ve a los antepasados hominidos hincándole el diente a una crujiente manzana (o su antepasada pomérida). Claro que otras frutas serían blandas y deliciosas... Ah¡ Ya lo sé: las hormigas - ese "bocato di cardinale" del paleolítico, buscado con avidez con una ramita -siempre están crujientes.

También he buscado en google a ver si la palabra crujiente es tan onomatopéyica en todos los idiomas. Y no pero en una buena muestra sí: crunchy (inglés), krispigt (sueco), gebrek (turco). En griego, decepción: traganos, pero busco crujir y me encuentro con krotalisma, ya veo los krótalos de las bailarinas de Gadir, crujiendo... Y naturalmente, se lleva la palma en su crujiente pronunciación: el euskera (kurruscaria, un currusco crujiente recién salido del horno, robado antes de llegar a casa).

Estos días son un poco crujiodontócicos. O sea, que me descubro frecuentemente con la mandíbula tensa y los dientes apretados. Incluso en la noche, así que debo sufrir "brusismo" (se dice así?) un problema de estrés bastante generalizado que puede llevar a la pérdida de la capacidad masticatoria de los dientes. Realmente, días de crisis, de llanto y crujir de dientes.

domingo, 28 de agosto de 2011

RUSIA, RUBLIOV, RELIGIÓN. REVIVO

Que no... que no se ha secado la sirena, que aún estoy aquí. Hoy por fin reinicio mi andadura sirenil, madre que no tengo cosas que contar. Tantas que seguramente se quedarán en el tintero porque debería haberlas anotado cuando aún estaban frescas las emociones. Pero bueno, siempre se puede hacer un ejercicio de nostalgia y convocar los recuerdos como si de un demonio travieso se tratara. Estos días son realmente de recuerdo pues estoy cerrando "carpetas": la de este año extraño e inusual. Revivo todo lo visto y vivido que ha sido mucho aunque como suelo, habría querido mucho más y se quedan colgando Algunos Asuntos de grave trascendencia Alimentaria (los conocidos me entienden, ya daré más pistas).




Y como lo más cercano es Rusia, ahí vamos.

Impresión general: paisaje entre ferozmente industrial y pastíchico-palaciego. Clima: fresco (aleluya, a la vuelta 45º) y oscuro, tristemente subsanado a base de pintar de colorines todo lo que no se mueve. Pedro I mandó pintar los palacios de perspectiva interminable de San Petersburgo, con coloritos aunque de tono pastel dieciochesco. Para alegrar el largo invierno. La guía nos informa de que el número de días de sol en la ciudad no supera los 30 al año. Las iglesias quedan con este sistema transformadas en postales dignas de un cuento ruso. La guía también nos cuenta lo sentimentales que son los rusos. Yo me lo creo porque los he leído. Que si fuera por la simpatía que hemos recibido como turistas, nadie lo sospecharía.

Se intuye que he estado en un viaje organizado ¿no? Hablaré de otras cuestiones, no obstante.




Primero: los palacios. Arrasados por Napoleón, por los nazis o dejados a su decadencia por el padrecito Stalin, estaban en la más puritita ruina. Comprendo que allí no tengan el criterio riguroso de restauración de "Europa" (así nos llaman: ellos ¿no lo son, o un poco sólo?) porque la verdad que para salvar medio ladrillo y ponerle un cristal de metracrilato, quizá era mejor lo que han hecho: reconstruirlo todo ex nihilo.




Restaurados incluso con los mismos materiales con que se hicieron no deja de ser un alarde técnico y evidencia del deseo de renovarse como pueblo y como país, salvando (quizás no por cuestiones puramente turísticas) todo lo que formó parte de su historia. Este apecto me ha sorprendido agradablemente. No han cambiado el nombre de sus calles, no han destruido símbolos antiguos.




El problema es que así los edificios quedan, a mi parecer, ostentosamente recargados, rayando en el exceso, la ofensa o la horterada. Los colores que tan pintorescos quedan en las bulbosas iglesias se salvan en los palacios de Tsarskoie Selo a base de grandes panorámicas. Pero de cerca una se pregunta: ¿estarían así de chillones en su origen? ¿y otros palacios hoy suavizados y vetustos? Corre como el agua el pan de oro, ni siquiera atemperado con la pátina del tiempo. Las láminas son delgadísimas, nos dicen las guías, como adelantándose a la crítica de un turismo que paga con sus impuestos tal tipo de restauraciones.

En el caso de las iglesias el caso es aún más impresionante. La iglesia de la Sangre Derramada, en San Petersburgo, se edificó sobre el lugar en que cayó asesinado el zar Alejandro II (no entro a valorar si merecía tan violento fin). Se trata de un edificio que parece haber sido concebido para ser fotografiado. Se ve desde múltiples lugares (uno de ellos la celebérrima Perspectiva Nievski) y desde todos llama la atención por la gracia imaginativa de sus cúpulas, oníricas y algo infantiles. En el interior se ensaya una recuperación de la técnica del mosaico, abadonada - nos dice Olga, guía moscovita - desde la Edad Media. Siendo así ya la veo con mejores ojos. Las pinturas también rememoran lo mejor del arte medieval ruso. Impresiona la belleza de sus murales, aunque yo los mire con suspicacia de historiadora medieval.






 

En Moscú la iglesia del Cristo Salvador, derruida en época de Stalin (con evidentes intenciones político-propagandísticas) para construir un edificio del régimen, ha sido reconstruida a base de suscripción popular. Es una verdadera maravilla en la que se puede valorar cómo serían este tipo de edificios recién construidos. Lástima que tuviéramos sólo 15 minutos para verla y no se puedan hacer fotos (perdón, no me iba a quejar).




 Hay muchísima gente, rezando y poniendo velas con evidente devoción. Pienso que lo que se intente arradicar con bombas termina por convertirse en un símbolo de resistencia. Pero al mismo tiempo me sorprende que décadas de estado y sociedad laica hayan dado como resultado este rebrote de religiosidad al antiguo estilo.






Lo mismo se puede advertir en Sergiev Posad, un monasterio fundado por San Sergio y que es el centro religioso y de pregrinación más importante de Rusia. Me quedé impresionada no sólo por la maravillosas arquitecturas de su iglesias, sino sobre todo, por el ambiente que se respiraba en el interior.






Entré por ver las pinturas de Andrei Rubliov pero lo cierto es que era imposible ver nada. Los numerosos devotos abarrotaban el exiguo espacio, se santiguaban repetidas veces, se inclinaban, ponían velas, rezaban. Monjes y otros fieles cantaban con voces potentes y emotivas. Estaba prohibido hacer fotos, por supuesto. Pero habría sido una falta de respeto colosal comportarnos como turistas. Lo más, éramos marcianos inspeccionando un planeta del que hasta ahora apenas teníamos idea. Allí descubrí por fin, cómo se ven los iconos a la luz de las velas. No sólo eso, averigüé que las iglesias ortodoxas huelen a cera y miel, a mueble de madera bien cuidado.
Las pinturas el iconostasio se adivinan, pero no se distinguen. ¿Para qué se pone pues tanto cuidado en su ejecución?





En la Galería Tretyakov, visitada por la mañana, nos habían explicado la exigencia de la iglesia ortodoxa de que los iconos vuelvan a sus templos de origen. En concreto, la famosísima Trinidad de Andrei Rubliov. Esta pintura, que representa la Trinidad en la persona de los tres ángeles enviados a Abraham, fue un temprano descubrimento allá por el año 80 en la iglesia de Santa María in Cosmedín en Roma, donde tenían una lámina del icono. Me quedé fascinada desde entonces, y contaba a quien me escuchara que, si fuera escandalosamente rica, me dedicaría a coleccionar iconos de la escuela de Andrei Rubliov.

Una muestra de lo que les pasa a los ancianos que cobran poca jubilación.
 Y en consecuencia están poco jubilosos









En la misma Galería pude reafirmar mi predilección, aunque la visita fue mucho más breve de lo que hubiera deseado. Vistas al natural estas pinturas son aún más bellas que en cualquier reproducción. Tuve que comprar el único libro en español que había y otro en inglés sobre los iconos de la galería. no se podía pagar con VISA (¡¡¡¿?). Tuvimos 10 minutos para comprar e ir al baño.











martes, 25 de enero de 2011

LEÑADORES EXTREMOS (LAS CHEBLAS EN EL FRAGO)


Pues sí, algo de eso hubo ayer, lunes, en que me fui con unos amigos a pesar de la temperatura exterior (-4ºC) al despoblado de Las Cheblas o Las Cheulas, cerca de El Frago (Arba de Biel), lugar al que hace años quería ir pero no sabía cómo. Mis amigos - Pilar y Alejandro - me llamaron el día de antes, pensando que me iba a "arrugar". Ja, ja, no saben con quién tratan, por un despoblado así me voy hasta con un esguince en el pie (....).

La mañana estaba fría y el campo helado y crujiente bajo nuestras botas. Tuvimos que cruzar el río (breve) y luego descubrimos que había una pista estupenda desde El Frago, abierta hace unos años y de la que se daba cuenta en algún lugar de la red.... Pero la aventura es así.


Vista del valle desde Las Cheblas
 Tras recorrer lo que sin duda eran los restos del poblado, sobre un alto dominando el valle - recuerda extraordinariamente a Hispaniés - nos dedicamos a quitar maleza del interior de la iglesia, que quedó mucho más despejada. Los retoños de encina, un tropel, se agarraban tozudamente a las piedras del derruido ábside. Tras limpiar la zona pudimos ver cómo existían varios escalones en la pared de éste, seguramente parte de las molduras con que se adornaba aunque es difícil  de afirmar porque la bóveda de horno se ha derrumbado y sus piedras están enronadas en el suelo alzándolo unos 2 metros por encima del original (ver abajo).


Tozal sobre elue se asienta Las Cheblas


Las Cheblas es uno de estos lugares plagados de misterio, arrumbados por el tiempo, la desidia, la rapiña y cubiertos por la vegetación. Poblado altomedieval de no se sabe qué época (primera y última mención en docmentación que yo sepa: ca. 1116) es probable que se habitara en el siglo XI por gentes que bajaran desde Biel, al amparo del avance conquistador de la monarquía aragonesa, bien establecida en esta localidad donde tenían un palacio.






La zona no debía ser muy segura hasta la conquista de Luna en 1092, ya que la zona se describe en el documento de 1116 como llena de "lobos, fieras y malos hombres". El far west de la Edad Media, vamos (con la tremenda diferencia que media entre un indio de las llanurras y un civilizado musulmán de Al-Andalus, mucho más "correoso" a la hora de ser derrotado).



Interior ya "limpio"

Bueno pues por allí y por esas fechas encontramos a Giraldo, monje francés, que pide al rey Alfonso I (¿habría venido con él o con las tropas francesas que le acompañaban?) que le ceda un lugar por entonces despoblado en el que su padre Sancho Ramírez tenía un "palacio" (esto puede ser una explotación agraria). El lugar se llamaba El Frago (boscoso), mal asunto para el francés. Pobrecico, menudas noches pasaria oyendo aullar a os lobos y a la fauna humana que por allí se pasearía. No oo pudo resistir y escapó a Biel, donde muy "amablemente" le acogieron y le remitieron a su lugar de la douce France a cambio de que les cediera sus derechos sobre El Frago. Los monjes de Biel repoblaron el lugar. En el documento se cita una comunidad de vecinos en Las Cheblas, lo que indica que ya estaba habitado.



Y salvo lo que podemos deducir de su magnífica iglesia, nada o poco más se sabe (como siempre remito a la estupenda página del amigo Antonio García Omedes). Parece mentira que un pueblito así tenga un templo tan maravilloso. García Omedes lo pone en relación con la iglesia de San Miguel de El Frago (con la que comparte la forma de un capitel) y con el interior de San Gil de Luna o el Palacio de Doña Petronila en Huesca, por la elegante forma en que se organiza su espacio interior a base de arquerías. Dataría pues de finales del s. XII o comienzos del XIII.

Sobre Las Cheblas Mª Jesús Berraondo escribió un artículo en la Revista Suessetania, nº 10.





Capiteles de inspiración cisterciense

Muro norte

      La iglesia que está hoy en medio de un fragoroso monte con encinas, coscojas, romeros, pinos y toda una representación de vegetación mediterránea, sufrió la expoliación de sus muros a parecer en el momento en que se construyó una fábrica de harina en sus cercanías, para lo cual se usaron sin respeto los sillares bien tallados de este edificio. Por ello le falta todo el muro sur. Por cierto que sus sillares no son muy parejos lo que me extraña, dadas sus fechas. ¿Se reutilizaría algun edificio anterior, puestos a desvaríar, musulmán? Los sillares alternan soga y tizón como suelen stas construcciones. Y quizás eso explicaría su ubicación sobre un tozal natural, vigilando el valle del Arba de Biel, y su extraña toponimia ¿AlCheblas=Al quiblas? Es mucho suponer, lo sé, pero sería una interpretación de apasionantes consecuencias.




Interior, arranque de bóveda

  

Molduras escalonadas del ábside